MEDICIÓN DEL DESARROLLO HUMANO
POR: Guillermo Alejandro Ramírez Carmona
Anteriormente a la última década del siglo XX, el desarrollo humano se medía sólo por el crecimiento económico de un país, eso ocultaba injusticias y desigualdades en el seno de la sociedad. Por esa razón la ONU, a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, creó un indicador basado en las expectativas de vida de la población, la escolaridad de las personas mayores de 25 años y las expectativas de educación para personas en edad escolar y el Producto Nacional Bruto por habitante, (per cápita).
Con ésta finalidad, se utiliza la información de diferentes especialistas en diferentes materias vinculadas entre si, que contribuyen a la ponderación de los factores anteriormente mencionados, para así obtener un indicador más representativo del bienestar de las personas y por lo mismo del desarrollo del país.
En relación con las expectativas de vida podemos mencionar que la escolaridad de la población y el ingreso per cápita, son determinantes para esa expectativa en el indicador del PNUD, sin que esto agote otros factores que también inciden en la misma como es la atención a la salud y la alimentación, así como los hábitos culturales de cada pueblo.
Con respecto a la escolaridad de la población, es un tema de implicaciones éticas sociales muy amplias, que actualmente ocupa centralmente la atención pública del país y que en los países que se les dice avanzados, representa una prioridad de orden superior, porque está relacionado con otros factores de la vida comunitaria como son: el cuidado del medio ambiente, las relaciones humanas, el cuidado de la salud, los hábitos de consumo y sus consecuencias en el desperdicio y la contaminación, entre otros.
El tercer elemento es el Producto Interno Bruto, que representa la riqueza generada en un país y que nada nos dice de la distribución equitativa de la misma que tiene evidentes implicaciones éticas y políticas lo cual se traduce en que no hay una reducción de la pobreza, al contrario está en continuo aumento; tan sólo el 1% de la población del mundo se está viendo beneficiado con el desarrollo económico y por consiguiente la población vulnerable es la mayoría que sufre las consecuencias de esa injusticia de diversas maneras, desde la afectación de su medio ambiente, la afectación de su salud y la inseguridad social.
El principal responsable de la distribución equitativa de la riqueza de una nación es el gobierno, pero la ausencia de la participación popular en el mundo actual que es tan complejo, demanda de su compromiso social, no basta con la gestión de los funcionarios públicos y de la participación de científicos, técnicos y la disponibilidad de fondos económicos, etc., sino que también se requiere de la voluntad y el esfuerzo organizado de la sociedad. Sin ésta participación el sistema de gobierno de un país está incompleto.
