MIENTRAS SALAMANCA SE HUNDE EN LA INSEGURIDAD, EL ALCALDE TOTALMENTE RELAJADO REALIZA UNA OSTENTOSA FIESTA DE CUMPLEAÑOS.

  Habiendo tirado la casa por la ventana, el alcalde del municipio de Salamanca, enclavado en el bajío guanajuatense, no dudó en festejar su cumpleaños ante más de 500 invitados; mientras tanto la ola delincuencial ha colocado a Salamanca como el segundo lugar más violento en el estado de Guanajuato, después de León.

 Al evento realizado en una quinta en la zona norte del municipio, acudieron numerosos políticos del Partido Acción Nacional, funcionarios municipales, así como diversos políticos.

  El problema es que ante la falta de resultados en el municipio salmantino, se ha creado un ambiente de inseguridad en esa ciudad guanajuatense, que prácticamente ha sucumbido a la delincuencia por la falta de trabajo eficaz del gobierno municipal.

  Entre los asistentes al convivio se encontraba el panista Luis Alberto Villareal, quien hace apenas tres años enfrentaba un escándalo derivado de una fiesta con presuntas bailarinas de paga del centro nocturno “el Harem”; el político busca afanosamente la candidatura a gobernador del estado de Guanajuato y el alcalde Arredondo su reelección en Salamanca.

  El rumbo en ese estado de Guanajuato se ha vuelto más incierto aun derivado del exceso e incompetencia de algunos de sus funcionarios panistas, que en franca pelea con el ala conservadora del Gobernador Miguel Márquez Márquez, se oponen a que se culmine adecuadamente el mandato de éste último.

  Calificada como una gestión municipal fallida, la actuación del alcalde Arredondo parece ser dirigida únicamente a satisfacer intereses personales, habiéndose olvidado de sus gobernados.

  Las críticas del derroche en el evento no se han hecho esperar y comparan su excesivo gasto como una ofensa más a los ciudadanos del municipio, que cada vez lamentan más el rumbo que tomó su otrora tranquila ciudad.

La impunidad premia al delito, induce su repetición

y le hace propaganda; estimula al delincuente y contagia su ejemplo.

Eduardo Galeano                                                

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