
El contacto con el papel, el olor incomparable de los libros, de la tinta que plasma letra por letra cada historia, es lo que provoca esa adición por los libros impresos, lamentablemente cada día son menos las personas con esta adicción ya que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), México se ubica en el lugar 107 de 108 en consumo de lectura.
En promedio, cada mexicano lee menos de tres libros al año y dedica tres horas a la semana a la lectura extraescolar, en comparación con otros países en donde sus habitantes consumen al menos 12 libros al año, como es el caso de Alemania.
De acuerdo con resultados de un levantamiento del Módulo sobre Lectura (Molec) sobre el comportamiento lector de la población de 18 y más años del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en febrero de 2018, de cada 100 personas 45 declararon haber leído al menos un libro en el último año.
El motivo principal de la lectura de libros es por entretenimiento y el lugar preferido es el domicilio particular.
De la población que declaró que sus padres o tutores les leían durante su infancia, se identifica que en mayor proporción la lectura la realizaba la madre, con 64.8 por ciento de acuerdo con el INEGI.
En un recorrido por librerías, empleados de los establecimientos aseguraron que, pese a la preferencia por el producto impreso, la venta disminuye año con año, debido a que los consumidores optan por los libros electrónicos, ya que varios de éstos se pueden consular de forma gratuita.


































