Por:Carolina Vázquez M

¿PORQUÉ ANTONIO ARREDONDO, DESPUÉS DE PERDER LA ELECCIÓN MUNICIPAL INSISTE EN TENER GENTE ARREGLADA PARA ECHARLE PORRAS GRITÁNDOLE PAPUCHO? ¿MERECE SER PERDONADO POR SER AHORA SUPUESTAMENTE GUAPO?

El poder político se llega a convertir en una obsesión e incluso en un vicio.

El todavía presidente municipal Antonio Arredondo se resiste a creer que perdió la elección, a poco más de 40 días, la idea de su equipo de comunicación apoyado por el Gobierno del estado, es tratar de que la ciudadanía esté triste porque se va Arredondo.

El saliente Gobernador del estado Miguel Márquez Márquez, sin éxito, asiste a los eventos que realiza Antonio Arredondo en Salamanca, tratando de evitar lo que es una realidad, que el municipio está hecho un desastre.

Al grito de “Antonio, eres un papucho” el grito frenético de varias mujeres de edad madura es la constante en los eventos a los que asiste Arredondo, en las que incluso interrumpen al todavía alcalde en medio de su discurso, al más puro estilo de los inicios de campaña del ahora malogrado Enrique Peña Nieto.

Con una imagen pública prácticamente destrozada por los malos manejos económicos, la inseguridad en la que sumió a Salamanca y dando como resultado que perdiera la elección, Antonio Arredondo fracasó como presidente municipal y ahora pasa a una etapa en la que pretende convencer que se le debe perdonar de haber colocado a Salamanca como una de las ciudades más inseguras y corruptas del país por ser guapo y apuesto.

Olvidando que la ciudadanía en Salamanca logró lo imposible derrocando al PAN derivado de la inseguridad y corrupción, el grupo político de Antonio Arredondo en una apuesta desesperada, busca ahora lograr la simpatía de los salmantinos por medio de porras.

No se alcanza a entender como una ciudadanía sumida en una problemática de corrupción, inseguridad e inestabilidad por las graves condiciones e incertidumbre en Salamanca lo pueda disculpar por el solo hecho de ser supuestamente “un papucho”, como su propio equipo lo intenta proyectar en un intento desesperado de lavar el daño realizado.

En Salamanca, el ingenuo equipo político de Antonio Arredondo parece ir todavía más en retroceso, ahora pasa a tratar de convencer a los salmantinos echándole porras a su mentor para ser perdonado, por el solo hecho de ser en su concepto, un tipo apuesto.