En la Primaria Primero de Mayo, los niños ya no solo llevan útiles escolares; algunos ahora ahora cargan chinches, las cuales llegan a sus hogares. Padres de familia alertan que las plagas que infestan la institución, a pesar de supuestas fumigaciones, comienzan a “viajar” hacia los domicilios de los estudiantes, lo que multiplica el problema en la comunidad.
Hace aproximadamente quince días se detectaron los primeros insectos en las aulas. La escuela y algunos miembros de la mesa de padres pidieron extremar la higiene y revisar mochilas, limpiar pupitres y sillas, incluso aceptar una cooperación voluntaria para que se aplicara un producto más “intenso” para exterminar chinches. Pero los insectos resistieron. Hoy las familias denuncian que ya invaden también los hogares, en almohadas, ropa de casa, muebles.
Los padres reclamaron que aún con las fumigaciones, el problema no termina y exigen a las autoridades educativas que suspendan las clases presenciales hasta que se asegure un ambiente libre de peligro. Lo que parecía asunto de escuela, ahora es alerta sanitaria para toda la comunidad.
Este escenario no es un fallido accidente, más bien es una evidencia del abandono. Cuando la autoridad educativa permite que un foco infeccioso no se controle de raíz, lesiona la salud física y mental de infantes y docentes. Cuando se pide cooperación económica para usar sustancias tóxicas, la responsabilidad institucional queda cuestionada.
Los estudiantes temen ser picados al entras a las aulas, por ello el urgente llamado a las autoridades para que los hogares no se conviertan en extensiones de un espacio educativo contaminado.
📷: Correo



































