En Salamanca, la seguridad de los estudiantes de secundaria se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los padres de familia, quienes piden a las autoridades educativas ajustar los horarios del turno vespertino.
Algunas de estas escuelas, muchas de ellas en zonas solitarias, concluyen actividades cerca de las 20:30 horas. A esa hora, las calles permanecen casi vacías y con escasa movilidad, lo que incrementa la sensación de riesgo.
El problema no se limita a la inseguridad. Los padres señalan que después de las ocho de la noche el transporte público se reduce drásticamente, dejando a los alumnos sin opciones para regresar a casa. En muchos casos, los adolescentes se ven obligados a esperar largos periodos, caminar trayectos inseguros o recurrir a taxis, lo que implica un gasto extra que las familias no siempre pueden solventar.
Ante este panorama, los padres insisten en que la jornada escolar se recorra al menos media hora, de modo que los jóvenes puedan salir en un horario más seguro y con transporte disponible. Asimismo, han solicitado medidas complementarias, como vigilancia alrededor de los planteles y apoyo municipal para garantizar traslados seguros en horarios nocturnos.
La exigencia busca evitar que la educación secundaria represente un riesgo adicional para los adolescentes o que obligue a las familias a asumir gastos extraordinarios solo para que sus hijos lleguen con bien a casa.


































