
Una decisión de amor en medio del dolor cambió tres destinos. Una joven de apenas 27 años, originaria de Irapuato, salvó la vida de tres personas tras convertirse en donadora de órganos luego de perder la vida en un accidente automovilístico.
Gracias a su generoso acto, coordinado por personal médico del Hospital General de Zona No. 21 del IMSS en León, fue posible realizar la primera procuración multiorgánica del año en Guanajuato.
Según datos del propio IMSS, este fue el procedimiento número 18 en lo que va del 2025, pero el primero en el que se logran obtener varios órganos: un hígado y dos riñones. En intervenciones anteriores únicamente se había procurado tejido corneal o un solo órgano, lo que convierte a este caso en uno que deja huella en materia de trasplantes para la región.
La joven donadora sufrió un traumatismo craneoencefálico, y fue su familia (madre y hermanos) quien tomó la difícil pero noble decisión de dar consentimiento para la donación. Con ello, tres pacientes que esperaban una oportunidad para seguir viviendo fueron beneficiados.
El hígado fue trasladado al Centro Médico Nacional de Occidente, en Jalisco, y los dos riñones se enviaron a la Unidad Médica de Alta Especialidad del Centro Médico Nacional del Bajío, también perteneciente al IMSS.
La doctora Brenda Ivette Caballero Bustos, coordinadora hospitalaria de Donación de Órganos y Tejidos con Fines de Trasplante, destacó el compromiso del equipo institucional que hizo posible esta intervención. Reconoció el esfuerzo médico y humano que implica cada procuración, pero también subrayó el valor inmenso de las familias que, aun en momentos de duelo, deciden regalar vida a otros.
En lo que va del año, Guanajuato ha sido referente nacional en este tema. Solo durante el primer trimestre del 2025, el IMSS en la entidad registró 22 procuraciones, beneficiando a 49 personas con órganos y tejidos. Durante 2024 se contabilizaron 127 donadores, y siete de cada diez familias accedieron a donar tras el fallecimiento de un ser querido.
El gesto de esta familia irapuatense no solo representa una nueva oportunidad para quienes recibieron los órganos, sino que también es un mensaje poderoso: en medio del dolor, aún hay lugar para la esperanza. Una vida que terminó demasiado pronto permitió que otras tres continuaran. Y eso, en sí mismo, ya es una forma de eternidad.