Por tercera ocasión en lo que va del año, Salamanca enfrentó una precontingencia ambiental por niveles excesivos de dióxido de azufre (SO₂), un contaminante directamente asociado a procesos industriales. Sin embargo, la respuesta del gobierno municipal lejos de dar respuestas, volvió a dejar más dudas.
La Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT) informó que la estación de monitoreo “Cruz Roja” registró concentraciones de hasta 196.21 partes por billón (ppb) como promedio horario, superando los límites establecidos por la norma ambiental, que considera 110 ppb como el umbral para activar la fase preventiva.
Si bien los datos oficiales señalan que las emisiones industriales (especialmente de PEMEX) son la fuente principal de este tipo de contaminación, César Prieto atribuyó el problema a otros factores, como el aumento del tráfico vehicular, la quema de pastizales y las condiciones climáticas.
“Vamos a estar atentos con PEMEX, pero también influye el tema de los vehículos, la movilidad y las quemas de pastizales”, dijo al ser cuestionado por El Salmantino.
La ciudadanía, sin embargo, no quedó conforme con la explicación. Activistas y vecinos recordaron que este tipo de episodios se repite año con año y que el discurso oficial tiende a minimizar la responsabilidad de las industrias, aun cuando los registros de contaminación coinciden con periodos de alta actividad en el complejo petroquímico.
Especialistas han advertido que el dióxido de azufre afecta directamente las vías respiratorias, agrava enfermedades pulmonares y representa un riesgo particular para niños, adultos mayores y personas con asma o alergias.
A pesar de que las autoridades locales aseguraron que mantendrán coordinación con PEMEX y dependencias estatales para “estar alertas”, la falta de acciones contundentes genera frustración entre los salmantinos, que ven cómo se repiten los mismos episodios sin soluciones reales.
“Nos dicen que cerremos las ventanas, pero ¿qué más? No hay sanciones, no hay responsables. Siempre pasa lo mismo”, expresó un residente de la colonia San Pedro.
En una ciudad que cada año encabeza los índices de contaminación en Guanajuato, la tercera precontingencia del año confirma que el aire de Salamanca sigue siendo un problema de salud pública y que las respuestas institucionales, lejos de tranquilizar, alimentan la desconfianza ciudadana.


































