
Con la llegada de las primeras lluvias del año, en distintas zonas de Acámbaro se ha registrado un incremento notable en el número de serpientes venenosas avistadas en caminos rurales, casas y zonas habitadas, lo que ha puesto en alerta tanto a Protección Civil como a la ciudadanía, especialmente en comunidades cercanas a zonas de pastizales, ríos y carrizales.
De acuerdo con testimonios locales y personal de Bomberos, este fenómeno no es nuevo, pero sí cada vez más frecuente: al menos cinco reportes por semana han sido atendidos en días recientes, especialmente relacionados con la presencia de víboras cascabel, una especie de gran tamaño y con veneno potencialmente letal si no se atiende con rapidez. Las lluvias han inundado madrigueras y desplazado a las serpientes hacia terrenos más secos, muchas veces dentro de propiedades particulares, lo que representa un riesgo directo para niños, personas mayores, trabajadores del campo y animales domésticos.
El comportamiento de estas especies se ve alterado no solo por la temporada, sino también por el crecimiento desordenado de la mancha urbana, la tala y la destrucción de hábitats naturales, lo que ha provocado que reptiles que antes permanecían en zonas alejadas busquen refugio temporal en áreas habitadas.
Aunque no todos los reptiles avistados son peligrosos, las autoridades han confirmado que al menos tres especies con potencial venenoso han sido detectadas con frecuencia en colonias y comunidades rurales de Acámbaro: la cascabel de cola negra (Crotalus molossus), la nauyaca (Bothrops asper) y algunas especies de coralillo, cuyo veneno es altamente neurotóxico.
Vecinos de colonias como El Rejalgar, San Antonio y zonas cercanas al río Lerma aseguran haber visto víboras escondidas en montones de leña, detrás de bardas o incluso debajo de automóviles. La recomendación ha sido no intentar matarlas ni manipularlas, sino reportar de inmediato al 911 o a los bomberos locales, quienes cuentan con equipo especial para su captura y liberación en zonas seguras. El riesgo no solo radica en el contacto directo: muchas personas, sobre todo menores, podrían intentar jugar con ellas o confundirlas con culebras inofensivas, lo que eleva el peligro.
Por parte del sector salud, se ha confirmado que en hospitales de Guanajuato se cuenta con antídotos específicos, aunque advierten que en casos de mordedura, el tiempo de atención es clave y no debe esperarse a que aparezcan los síntomas para acudir a urgencias. Asimismo, se exhorta a la población a tomar medidas preventivas: mantener limpias las áreas verdes alrededor de sus casas, evitar acumulación de basura u objetos donde las serpientes puedan ocultarse, y usar botas en terrenos con pasto alto o maleza.
Especialistas en fauna silvestre han señalado que el cambio climático también está afectando los ciclos de actividad de muchas especies, entre ellas los reptiles, haciendo más impredecibles sus desplazamientos. En algunos casos, incluso, se ha detectado que las lluvias adelantadas o prolongadas generan mayor movilidad, lo cual coincide con los reportes recientes de Acámbaro.
Ante esta situación, ciudadanos han solicitado mayor presencia de brigadas de protección civil, así como campañas informativas en escuelas y comunidades para evitar accidentes. Aunque la presencia de estos animales es parte del ecosistema natural, la convivencia con zonas urbanizadas debe gestionarse con responsabilidad para prevenir tragedias.
La población, por su parte, pide no esperar a que ocurra una mordedura para tomar cartas en el asunto.