
En San Felipe, Guanajuato, se reportó la profanación de pinturas rupestres milenarias mediante grafitis con aerosol. Esta agresión se suma a la lista creciente de casos similares en sitios ancestrales del país, donde el arte rupestre, que tiene entre cientos y miles de años, ha sido alterado por actos vandálicos.
Expertos han señalado que el grafiti moderno representa una de las amenazas más agresivas para estas manifestaciones gráficas, ya que penetra en la roca y puede contaminar químicamente los pigmentos originales de las pinturas, dificultando su conservación y estudio científico.
En otros estados, como Coahuila, recientemente ha sido calificadas como irreparables las afectaciones sufridas en sitios como La Cueva Pinta, donde se usaron herramientas mecánicas para extraer fragmentos pictóricos, lo cual motivó investigaciones por parte de la Fiscalía General de la República.
Por otro lado, casos como el de Zacatecas han impulsado el desarrollo de programas de conservación que combinan vigilancia, educación comunitaria y protocolos de restauración, como el programa “Imágenes en Roca” para proteger cerca de 60 sitios rupestres pese a incendios, vandalismo y deterioro natural.
Ante este contexto, resulta urgente que San Felipe implemente un programa institucional de monitoreo y resguardo para evitar nuevas agresiones contra su patrimonio gráfico. El abandono y la accesibilidad sin control favorecen que se repliquen estos actos, comprometiendo vestigios que pertenecen no solo a Guanajuato, sino a la memoria cultural de México.