Por: Manuel De la Torre Rivera **
* “Por un México Justo, Libre y Soberano” es una organización de ciudadanos libres, es decir, que no pertenecen a ningún partido, que periódicamente se reúnen por “Zoom” para analizar la situación económica, política, social y ambiental de nuestro país, y que eventualmente publica sus conclusiones en diferentes medios, firmándolos colegiadamente, como es el caso en ésta ocasión que presentamos el título: FRENTE AL CRECIMIENTO DEL FASCISMO, LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA.
Este material que ya fue publicado anteriormente en SOMOSMASS99, ahora lo presentamos en Biósfera y dada su extensión, en una serie de cuatro presentaciones que cubren los subtítulos siguientes:
El artículo es firmado colegiadamente por los siguientes ciudadanos:
Gastón Martínez Rivera, Cecilia Madero Muñoz, Agustín Ramírez Agundis, Alfonso Díaz Rey, Magdalena Galindo, Carmen Galindo, Rosa Elena Escalera, Manuel De la Torre Rivera, Fernando Ruíz Noriega, Ana Francisca Palomera, Moisés García, Ignacio López Amezcua, Emma Lorena Cifuentes, Natali Herrera, Eduardo Ocampo E, Rolando González Arias, Enrique Condés Lara, María Elena Velazco, Mario Aguiñaga.
PARTE 1 DE 4: “La 4T y la lucha de clases en México”
«La Cuarta Transformación representa un gran avance en la dirección de una patria libre, justa y soberana. Los cambios que se han producido a partir de gobierno democrático popular de Andrés Manuel López Obrador y ahora con la presidencia de Claudia Sheinbaum Pardo son indiscutiblemente favorables a la nación y a la absoluta mayoría del pueblo. El país es ahora diferente, durante muchos sexenios, particularmente en los treinta y seis años de los gobiernos neoliberales con el trabajo de todos, o sea con los recursos de la nación se beneficiaba a una minoría y particularmente a la oligarquía, la que ya entonces poseía gran parte de la riqueza nacional.
«Ahora durante el proceso de la cuarta transformación ya no son sólo los segmentos sociales pudientes quienes se ven beneficiados con el desarrollo nacional, sino que se ha revertido aquella política, lo que permitió sacar a 13.5 millones de mexicanos de la pobreza y reducir la desigualdad. Las clases populares y las regiones más atrasadas son las que en nuestros días reciben los principales apoyos gubernamentales. Pero precisamente por ello, el movimiento popular y las corrientes progresistas y de izquierda que ahora gobiernan y que son ambos los impulsores de dicha transformación, enfrentan ataques internos e internacionales, lo que representa claramente la reacción de los segmentos más conservadores de México y EUA, así como de otros países. Lo que obviamente pretenden dichas fuerzas reaccionarias es frenar y revertir los cambios progresistas que están en marcha en nuestro país, preservar los privilegios de la minoría por encima del bienestar de toda la población y evitar que lo alcanzado aquí represente un ejemplo de que es posible vivir con equidad y sin grandes desigualdades, tanto en las naciones de América como en el mundo.
«En México la alta burguesía y en particular su segmento más poderoso: la oligarquía, ostentan lo fundamental del poder económico y cuentan todavía con importantes bastiones del poder político, ideológico y mediático. Sin embargo, el entusiasmo que genera entre algunas fuerzas progresistas los cambios que se están produciendo en los últimos años a favor del pueblo y la nación, suelen obnubilar el hecho que bajo el capitalismo mexicano la burguesía y particularmente su estado mayor la oligarquía siguen siendo la clase social dominante: ostentan la propiedad del grueso de los medios de producción industriales, agrícolas y la pujante agroindustria; poseen la mayor parte del sistema bancario y financiero, también del comercio y los servicios y controlan los instrumentos de información, amén de que cuentan con lo principal del control y la propiedad de las técnicas y tecnologías más avanzadas, la mayoría importadas.
«Lo que se ha logrado ahora para contener la corrupción, el influyentismo y el abuso de los grupos de interés privado es muy importante. El proceso de la transformación avanza y se profundizan los cambios que contrastan con la utilización que se hacía de los recursos nacionales por parte de algunos consorcios monopolistas y de altos funcionarios públicos que cobijaron el enriquecimiento de grupos dedicados a apropiarse de los recursos públicos a través del influyentismo entre privados y gobiernos.
«Sin embargo, en este proceso de transformación debe no perderse de vista que las fuerzas antipopulares y antinacionales siguen contando con una presencia importante dentro del Estado y poseen herramientas de difusión que son realmente poderes fácticos. Esos medios de información o más precisamente de desinformación les permiten difundir a diario sus posiciones políticas e ideológicas con la finalidad de restituir la influencia incontrastable de antaño; particularmente en algunas regiones del país y en importantes segmentos de la población dicha influencia se alimenta a diario e influye en ciertas corrientes conservadoras de la burguesía y de las capas medias y, paradójicamente también sobre algunos estamentos populares.
«En nuestros días sin embargo el grueso de clase social del proletariado —esto es, toda aquella población que, al no ser propietario o usufructuario de las riquezas del país, para poder sobrevivir tiene que vender su fuerza de trabajo. Esta clase incluye a la casi totalidad de los trabajadores asalariados del campo y la ciudad y conforme los rápidos cambios en el capitalismo moderno tendríamos que considerar otro tipo de trabajadores como gran parte de los vinculados a los servicios, el comercio informal o los que ahora trabajan por medio de aplicaciones digitales etcétera— ellos son ya mayoritariamente la base social principal del movimiento popular que sustenta e impulsa la cuarta transformación. En dicho movimiento social también habría incluir una parte significativa de la llamada clase media ilustrada, de estudiantes y profesionistas, así como una parte creciente de la intelectualidad y de la pequeña burguesía comerciante, transportista o propietaria de talleres artesanales y aún estamentos de la baja y mediana burguesía, inclusive algunos segmentos de la alta burguesía, los que, si bien defienden sus intereses privados, piensan y se comprometen con sus trabajadores y con el país.
«El conservadurismo vive hoy una condición políticamente disminuida en los planos ideológicos y político-electorales, ya no cuenta con la base social mayoritaria que controlaba y le servía de amplio apoyo en otros tiempos, ahora no están presentes aquellas condiciones de subordinación de la población hacia las clases pudientes y al Estado de entonces, lo que fue posible por los bajos niveles de conciencia y organización de la gente.
«Todo eso fue cambiando en las últimas décadas: se acrecientan las luchas sociales y políticas, aparecen fisuras cada vez más grandes en el sistema político mexicano y crece un movimiento popular cada vez más independiente. A partir del gobierno de López Obrador las fuerzas de la reacción han intentado obstaculizar y revertir los cambios en marcha, sin embargo, el pueblo y el actual gobierno democrático popular han sabido, hasta nuestros días, enfrentar a dicha oposición de derecha e imprimirle derrota tras derrota durante los últimos años.»
Salamanca; Gto. 01 de septiembre del 2025.
** Miembro del “Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía”, el “Observatorio Ambiental Ciudadano Biósfera” y “Por un México Justo, Libre y Soberano”.

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