
La calle Obregón cuenta con una ciclovía funcional, bien delimitada y pensada para mejorar la movilidad urbana, pero muchos ciclistas prefieren ignorarla y circular entre los vehículos, poniendo en riesgo no solo su seguridad, sino también la de conductores y peatones.
Quienes transitan por esta zona lo ven a diario: ciclistas que circulan por el arroyo vehicular, en sentido contrario o zigzagueando entre coches, incluso a escasos metros de una ciclovía vacía. A esto se suma una práctica aún más alarmante: cruzar sin detenerse en los semáforos en rojo. Aunque algunos sí usan la ciclovía, muchos de ellos no respetan la luz roja ni los cruces peatonales.
El problema no es la falta de infraestructura, sino la falta de cultura vial. En Guanajuato existen reglas claras para quienes se mueven en bicicleta, pero pocas veces se cumplen o se conocen. Estas son algunas de las normas básicas que todo ciclista debe seguir:
•Circular siempre por la extrema derecha o por la ciclovía cuando exista.
•Respetar semáforos, señales y sentidos de circulación.
•Usar casco, luces y bandas reflectantes, sobre todo de noche.
•No usar teléfonos, audífonos ni distraerse mientras se conduce.
•Indicar los giros con el brazo y mantener una sola fila.
•Evitar banquetas, zonas peatonales, túneles o puentes no permitidos.
•Transportar personas o carga solo cuando esté permitido y seguro hacerlo.
Estas reglas no son opcionales, son parte del reglamento de tránsito y tienen como objetivo evitar accidentes. Pero mientras la bicicleta siga viéndose como un vehículo “sin reglas”, la convivencia en las calles seguirá siendo caótica.
La ciclovía de Obregón está ahí. Lo que falta es voluntad para usarla y respeto por las normas más básicas de movilidad. No se trata solo de infraestructura, se trata de responsabilidad.
La calle Obregón cuenta con una ciclovía funcional, bien delimitada y pensada para mejorar la movilidad urbana, pero muchos ciclistas prefieren ignorarla y circular entre los vehículos, poniendo en riesgo no solo su seguridad, sino también la de conductores y peatones.
Quienes transitan por esta zona lo ven a diario: ciclistas que circulan por el arroyo vehicular, en sentido contrario o zigzagueando entre coches, incluso a escasos metros de una ciclovía vacía. A esto se suma una práctica aún más alarmante: cruzar sin detenerse en los semáforos en rojo. Aunque algunos sí usan la ciclovía, muchos de ellos no respetan la luz roja ni los cruces peatonales.
El problema no es la falta de infraestructura, sino la falta de cultura vial. En Guanajuato existen reglas claras para quienes se mueven en bicicleta, pero pocas veces se cumplen o se conocen. Estas son algunas de las normas básicas que todo ciclista debe seguir:
•Circular siempre por la extrema derecha o por la ciclovía cuando exista.
•Respetar semáforos, señales y sentidos de circulación.
•Usar casco, luces y bandas reflectantes, sobre todo de noche.
•No usar teléfonos, audífonos ni distraerse mientras se conduce.
•Indicar los giros con el brazo y mantener una sola fila.
•Evitar banquetas, zonas peatonales, túneles o puentes no permitidos.
•Transportar personas o carga solo cuando esté permitido y seguro hacerlo.
Estas reglas no son opcionales, son parte del reglamento de tránsito y tienen como objetivo evitar accidentes. Pero mientras la bicicleta siga viéndose como un vehículo “sin reglas”, la convivencia en las calles seguirá siendo caótica.
La ciclovía de Obregón está ahí. Lo que falta es voluntad para usarla y respeto por las normas más básicas de movilidad. No se trata solo de infraestructura, se trata de responsabilidad.