
Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un chicle antiviral capaz de reducir hasta en un 50% la transmisión de virus como la influenza y el herpes simple oral, dos de las infecciones más comunes y fácilmente contagiosas en el mundo.
El innovador producto fue creado por científicos del Departamento de Medicina de Precisión de la Facultad de Odontología de la Universidad de Pensilvania, en colaboración con expertos de Finlandia. Su fórmula está basada en una semilla poco conocida: el frijol lablab, originario de África, que contiene una proteína natural con propiedades antivirales altamente efectivas.
De acuerdo con el estudio publicado en la revista Molecular Therapy, el chicle libera una proteína conocida como FRIL (lectina de frijol lablab), que se une a las partículas virales y las neutraliza directamente en la boca, impidiendo así su propagación. La proteína se libera al masticar y, en tan solo 15 minutos, se distribuye eficazmente en los sitios clave de transmisión.
“Al actuar directamente en la cavidad oral, donde estos virus se multiplican más rápido, este enfoque podría cubrir una importante brecha en la prevención de infecciones”, explicó el profesor Henry Daniell, uno de los autores principales del estudio.
La investigación se centró especialmente en cepas de influenza A (H1N1 y H3N2), así como en los virus del herpes simple tipo 1 y tipo 2 (VHS-1 y VHS-2), que también presentan alta carga viral en la boca. El estudio in vitro demostró que con apenas 40 miligramos de la fórmula, la carga viral se redujo en más del 95%.
Los científicos resaltan que el producto cumple con los estándares clínicos de seguridad, y que la proteína FRIL permanece estable tanto en polvo como en la goma durante periodos prolongados, lo que facilita su producción y almacenamiento a gran escala.
Además de su efectividad, otra gran ventaja de este chicle es que no es invasivo, a diferencia de vacunas o tratamientos orales convencionales. Esto podría hacerlo accesible y práctico para un mayor número de personas, marcando una nueva etapa en la prevención de enfermedades virales transmitidas por la boca.
Los investigadores planean llevar el desarrollo a estudios clínicos con humanos para evaluar su efectividad en entornos reales y su potencial uso comercial. De aprobarse, este chicle antiviral podría convertirse en una herramienta revolucionaria para la salud pública global.