En Guanajuato, niñas, niños y adolescentes enfrentan el dolor de la desaparición de sus familiares, y muchos de ellos han asumido un papel activo en las búsquedas.
Historias como la de Camila, una niña de Irapuato que acompaña a su abuela en marchas y plantones tras la desaparición de su madre, o la de Alex, un adolescente de Pénjamo que participa en brigadas forenses para encontrar a su hermano, revelan una niñez marcada por la ausencia y la resiliencia, reflejando una realidad aterradora la que se vive en el estado de Guanajuato.
A pesar de que el estado cuenta con un sistema de protección para menores, la atención institucional es limitada, pues solo tres municipios reportan apoyo directo a víctimas indirectas, mientras que la mayoría no tiene registros ni programas específicos. En el año 2023, Guanajuato fue el estado con más homicidios dolosos de menores y ocupa el segundo lugar en violencia física y familiar atendida en hospitales.
Organizaciones como la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), exigen que se reconozca el derecho de la niñez a participar en las búsquedas y se garantice su protección integral.
Por último, la Comisión Estatal de Atención a Víctimas ha registrado más de 500 menores como víctimas indirectas de desaparición u homicidio, pero muchos siguen sin recibir atención adecuada.




































