
Cada vez más estudiantes que arriban a la capital del estado enfrentan un panorama complicado al buscar un lugar digno donde vivir. La transformación acelerada de casas y departamentos en alojamientos turísticos, principalmente a través de plataformas como Airbnb, está encareciendo las rentas y reduciendo las opciones de arrendamiento tradicional.
Eduardo Bujaidar Muñoz, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de León, advirtió que esta situación ha derivado en una crisis habitacional. “Los jóvenes ya no encuentran propiedades económicas porque los propietarios prefieren convertirlas en hospedajes temporales”, puntualizó.
La problemática recuerda a lo ocurrido en ciudades como Barcelona, donde la popularidad del turismo digital desplazó a los habitantes de siempre. En Guanajuato capital, con una histórica presencia estudiantil, son precisamente los universitarios quienes resienten primero las consecuencias.
Datos recientes revelan que en sitios turísticos como San Miguel de Allende, por cada habitación de hotel existen hasta 2.5 propiedades ofrecidas mediante Airbnb. En total, operan de forma informal más de 5 mil unidades. León tampoco queda al margen: aproximadamente 2,500 viviendas funcionan bajo este esquema, muchas sin regulación ni aportación de impuestos locales.
A este fenómeno se suma el impacto fiscal, pues gran parte de estos inmuebles no pagan contribuciones estatales ni derechos por servicios. Este rezago disminuye la recaudación pública que podría destinarse a mejorar infraestructura educativa, turística o de beneficio social.