En Yuriria, Guanajuato, la violencia ya no sorprende, se volvió parte del día a día.
Las balaceras suenan como si fueran normales, y los asesinatos ya no impactan. Esta semana mataron a seis personas en Santa Mónica Ozumbilla, y hubo más ataques en la zona urbana. Parece que la violencia no se detiene.
Los vecinos viven con miedo, como si fuera alguien más en casa. De acuerdo con pobladores lo más triste no es solo ver sangre, sino sentir que nadie en el gobierno hace nada.
Habitantes aseguran que la alcaldesa, Victoria Eugenia Ramírez Zavala, no ha dicho ni una palabra ni ha mostrado un plan. Parece que no ve lo grave que está la cosa.
El problema no es solo el crimen organizado, también hay policías que actúan fuera de la ley. Se habla de la Fuerza de Reacción Yuriria (FRY), relacionada con un grupo delictivo y acusada de cometer extorsiones, robos y amenazas. «En vez de proteger, dan miedo, mucha gente ya ni los ve como policías, sino como parte del problema» aseguran.
Con tantos asesinatos este año, la esperanza se va apagando. Los ciudadanos entierran a sus muertos mientras el gobierno calla. Las autoridades no responden, y la justicia no llega. Yuriria parece sola.


































