
Tras cuatro años de sequías severas, productores agrícolas de la comunidad de San Pedro de Ibarra se enfrentan ahora al extremo opuesto: lluvias torrenciales que, en cuestión de horas, destruyeron cultivos, corrales y medios de subsistencia.
El desbordamiento de una presa local, provocado por la intensidad de la tormenta registrada el fin de semana, sorprendió a decenas de familias. Aunque los pobladores llevaban años esperando precipitaciones que devolvieran fertilidad a sus tierras, la magnitud de esta lluvia terminó causando daños irreparables.
En esta comunidad agrícola, muchas parcelas recién sembradas quedaron sepultadas bajo lodo y agua. Quienes habían invertido fuertes cantidades en insumos y preparación de la tierra vieron perderse todo en una noche. Algunos productores habían iniciado su cosecha después de varios ciclos fallidos por la falta de agua y ahora deberán volver a empezar.
Además de los cultivos, numerosos vecinos reportaron la muerte de animales de traspatio. En corrales y patios, la corriente arrasó con gallinas, cerdos, pollos y herramientas de trabajo. En varias viviendas, apenas una mínima parte de los animales sobrevivió.
De acuerdo con testimonios de habitantes, aunque en años anteriores se habían presentado lluvias intensas, esta es la primera ocasión que recuerdan en que una presa colapsa y provoca inundaciones de tal magnitud. La combinación de suelos secos, incapaces de absorber el exceso de agua, con la ruptura de la infraestructura hidráulica, generó un impacto que rebasó cualquier antecedente reciente.
Para los productores locales, este episodio representa un nuevo golpe económico, luego de enfrentar cosecha tras cosecha marcada por la escasez de lluvias. En esta ocasión, paradójicamente, la abundancia de agua llegó de manera tan abrupta que no dio oportunidad de proteger siembras ni animales.
Mientras las familias damnificadas hacen un recuento de pérdidas, la comunidad permanece en incertidumbre sobre las posibilidades de recuperar la actividad agrícola en el corto plazo. La expectativa de mejores lluvias que por años alentó a los agricultores terminó por convertirse en una inundación que arrasó con su sustento.