En Salamanca, los primeros puestos de flor de cempasúchil comienzan a llenar de color los mercados y calles, marcando la llegada de una de las tradiciones más profundas y representativas de México, el Día de Muertos.
Sin embargo, detrás de las tonalidades vibrantes y el aroma característico de esta flor, los productores y comerciantes enfrentan las consecuencias del clima cambiante, que ha complicado el cultivo y amenaza con elevar los precios conforme se acerca la temporada.
“Ahorita está igual, pero yo siento que ya si, como está el tiempo, los climas, se empiezan a afectar, pues ya sabes que se eleva un poco el precio”, señaló una comerciante.
Las lluvias recientes y los cambios bruscos de temperatura han provocado daños en los cultivos. En el caso de quienes siembran en parcelas abiertas, las precipitaciones intensas se vuelven un riesgo constante.
“Todo el que siembra en parcela, si llega a llover o así, muy fuerte, sí afecta, porque si las flores se llenan de agua, pues se quiebran, entonces ya no sirve la planta”, explicó.
Pese a estas dificultades, los comerciantes salmantinos ya comienzan a ofrecer la flor símbolo del Día de Muertos, con precios accesibles y algunas promociones para incentivar la venta.
“Desde 40 pesos, estamos manejando ahorita una promoción porque también queremos empezar a abrir ya el mercado de 3×100 pesos y de ahí vamos a manejar desde los 15 pesos, 20, 30 pesos”, detalló.
Aunque la afluencia de compradores aún es baja, los vendedores confían en que conforme se acerquen los primeros días de noviembre, la demanda aumente.
“Está muy lento, pero también igual si no hacemos movimiento, pero sí, sí está, bueno se empieza a vender un poco”, afirmó la comerciante.
El cempasúchil, también conocido como la flor de los muertos, tiene un papel esencial en las ofrendas y altares del Día de Muertos. Su color intenso y su aroma guían, según la tradición, el camino de las almas que regresan a visitar a sus seres queridos. En Salamanca, la llegada de esta flor marca el inicio de los preparativos para una conmemoración que, más allá de su valor cultural, representa también el esfuerzo de cientos de familias que mantienen viva una tradición ancestral.


































