Malos hábitos ancestrales y su persistencia
Por: Guillermo Alejandro Ramírez Carmona
Recordando la historia de la humanidad desde que ha habido alguna clase de registro del tipo que sea y hasta la actualidad, vemos que los seres “pensantes” se han estado agrediendo por motivos de raza, por los espacios privilegiados, por un sentido de poder insensato, por la religión, por la alimentación, por las fuentes de agua y otras riquezas naturales. El caso es que éstas luchas han dejado y siguen dejando residuales tóxicos de toda clase: cadáveres, quema de bosques, contaminación de ríos, tierras y del aire. Por cierto, de esto no se ha salvado el área de Salamanca en algunas circunstancias.
Este historial se inició cuando la Tierra estaba habitada por algunos cientos de miles de habitantes y el medioambiente lograba anular en cierta medida el impacto, la humanidad se acostumbró a depredar con algunos resultados muy graves pero aislados (pestes y hambrunas).
Desde aproximadamente siglo y medio surge otro factor más de contaminación de la tierra: la industria en sus diversas formas como la minería, la industria de la generación de energía, la química, automotriz, etc. En este punto hay que mencionar que la transportación
aérea es muy contaminante por la cantidad de combustible que es necesario consumir; asimismo están en la mira los barcos en especial los turísticos que dejan una estela de contaminantes que van a dar al mar y las emisiones gaseosas que generan en los puertos en donde paran. Se ha dado a conocer el hecho que hay un puerto europeo que no quiere que atraquen ese tipo de barcos turísticos en sus muelles porque no pueden parar los motores con los consiguientes impactos negativos.
El caso es que con estos escenarios, en general la humanidad se ha enseñado y acostumbrado a no respetar la tierra y continuamos impactándola sin la más mínima consideración. Se elaboran leyes, se realizan juntas internacionales, se establecen acuerdos, se incluyen en los sistemas educativos las materias ambientales, se crean las carreras de ingeniería ambiental, se dan conferencias, se escriben libros y revistas especializadas, se produce material audiovisual espectacular, se crean organizaciones no gubernamentales, los gobiernos prometen, reorganizan y únicamente hay resultados muy limitados.
La historia nos consigna hechos que demuestran que los seres humanos no nos aceptamos y tal parece que a pesar de todos los avances en todos los campos del conocimiento humano, no hemos podido superar ese sentimiento. Malo porque cada vez hay más habitantes, más necesidad de recursos naturales y artificiales, la gente sufre más y el medio socioeconómico se complica por la aparición de vicios, costumbres, estilos, que no ayudan a que el hombre piense con claridad: ¿Qué estamos haciendo, hacia dónde nos llevará esta actitud en el corto, mediano o largo plazo?.
Sí es posible apreciar algunos cambios a nivel de naciones, de ciudades y de ciudadanos, lo cual es alentador pero insuficiente. Como ya se ha mencionado en otros artículos, este esfuerzo debe ser masivo, que implique la búsqueda de un nuevo tipo de organización social en donde la solidaridad humana ocupe un papel preponderante, únicamente así se podrán lograr resultados satisfactorios para la humanidad.
