EL MIÉRCOLES PASADO ME DIVERTÍ MÁS QUE CON EL FUT…siguiendo lo de las elecciones en E.U. Me acosté preocupado y al levantarme corroboré la catástrofe…ya ni quería ir al trabajo, pero como deduje que el jefe no me justificaría la falta, pues salí a la fría penumbra del amanecer…y entonces me topé con una muchacha educada, de esas que todavía existen, quien con una sonrisa me dijo «buenos días». Y entonces me ubiqué en mi realidad…el presente.
Donald Trump capitalizó el descontento de las masas que se han visto afectadas en su economía, debido a los manejos de los grandes potentados y sus aliados políticos. Además, el demagogo supo tocar las fibras de los racistas y grupos radicales que no aceptan que E.U. es una sociedad de inmigrantes, quienes han contribuido a su grandeza. Para colmo, existió cierta abstención entre negros y latinos, a los que el magnate ha denigrado en el discurso. Muchos hasta votaron por él.
Fue una verdadera sorpresa que las encuestas -que le pronosticaban victoria a Hillary- estuvieran tan equivocadas. Y es que se centraron mucho en la gente de las ciudades y poco en el electorado rural, el de mayor atraso educacional y quienes mayormente has visto afectado su nivel de vida.
Nunca en mi vida había visto que una elección extranjera produjera tal conmoción en Salamanca, en Guanajuato y en todo nuestro país. Por todas partes escuché comentarios sobre el funesto resultado electoral. Sin embargo, como gritó un sabio taquero del mercado Tomasa Esteves:
«¡Nos la pela Trump…y los pinches políticos no hacen todo lo que dicen… sigan trabajando, chingándole…no hay otra…!»