No existe un antídoto mágico que nos asegure que un niño no caiga en adicciones. No hay recetas infalibles. Sin embargo como adultos, padres, educadores o agentes sociales, hay funciones y roles que no podemos ni debemos dejar de asumir de forma responsable, ya que las adicciones “tapan vacíos” y es nuestra misión educativa evitar que los creen sintiendo indiferencia y desprotección.
La Dra. Lilia María Carvajal Ugarte, integrante del Área médica CIJ Salamanca, dio a conocer sugerencias y recomendaciones «si actuamos con acciones preventivas a nivel de la persona, hay ciertas acciones y actitudes de los adultos que tendrán un impacto positivo en nuestros chicos y chicas que evitarán que se generen factores de riesgo:
- Tenemos una actitud de escucha abierta al diálogo
- Les enseñamos a decir NO
- Fomentamos la independencia
- Potenciamos su autoestima
- Inculcamos el valor de las reglas y de los límites
- Enseñamos a manejar las emociones
Son estas actitudes y comportamientos los que facilitan la aparición de factores de protección ante conductas de riesgo y posibles adicciones (y recordemos que actualmente también se catalogan como tal las referentes a las conductas adictivas hacia las nuevas tecnologías), y desarrollando así una tarea preventiva cuando desde el inicio de la infancia de nuestros menores, de acuerdo a su desarrollo evolutivo, progresivamente (no de repente, de golpe, una vez llegada la adolescencia). Si nos esperamos a la adolescencia para actuar, en este momento gran parte de la tarea educativa preventiva ha de estar realizada ya, pues en esta etapa si no se ha llegado al menor, las dificultades en la relación y comunicación con él aumentarán y esto es algo perjudicial; cuánto más tarde nos iniciemos en integrar este tipo de conductas y actitudes “más tarde estaremos llegando al niño/adolescente” y más nos costará “llegarle emocionalmente”.
En la adolescencia el diálogo ha de estar basado en un diálogo emocional, no tanto basado en lo normativo sin más, y para ello esta forma de conducirse en la relación con el chico/la chica adolescente es un logro basado en el trabajo de muchos años, los anteriores.
Todos estos aspectos son actitudes y comportamientos que protegen a los menores de un abuso y de una posterior adicción. Y que les enseña a poner unos límites al uso de cualquier acción y adicción que pueda perjudicar su salud, ya que en su propio entorno se le está facilitando el aprendizaje de unos comportamientos, valores y actitudes favorecedoras del autocuidado personal, físico, social, psicológico y de su salud en general. Por ello, es importante que si los padres o educadores, detectan que tienen una elevada dificultad en mostrar este tipo de acciones preventivas, puedan informarse y formarse, en beneficio de ellos mismos, y de la salud bio-psico-social de los menores que están a su cuidado. Extracto de: PSICOLOGÍA, PSICOTERAPIA GESTALT Y PSICOLOGÍA PERINATAL (por Mar García Bernabéu, Centro Psicología Gestalt)