«No estudio para saber más, sino para ignorar menos»
Así, al más puro estilo de Sor Juana Inés de la Cruz, deberían nuestros gobernantes empeñar su palabra y obligarse a ser menos neófitos en la materia. Lamentablemente, como lo externó el dramaturgo alemán August Friedrich Ferdinand von Kotzebue, “Los enanos permanecerán enanos, aunque se suban a los Alpes”, y dígame usted si no. Le suena razonable que el entonces candidato a presidente de la república a los cuatro vientos pregonaba que Javier Duarte de Ochoa era parte de la nueva generación renovadora del PRI, que hacía las cosas diferentes; y recientemente a pregunta expresa de un periodista que le cuestionó si seguía pensando lo mismo de Duarte, el ahora presidente le respondió que no recordaba él la alusión, pero que seguramente en algún momento la hizo. Ahora nos dice que México ya trabaja en la solicitud de extradición por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Y ¿la Casa Blanca, cuando señor presidente? Esta es la corriente renovadora.
Bien decía el político, abogado y decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln: “Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento”. Y para no ir tan lejos, Salamanca el mejor ejemplo, Antonio “Cartoño” Arredondo Muñoz, que a la mitad de su gestión encabeza la peor administración municipal de las últimas décadas, su sentido de responsabilidad deja mucho que desear. Asiste más a eventos sociales, que al despacho municipal, no atiende al ciudadano, realiza múltiples viajes pagados por el erario sin provecho alguno, otorga entrevistas solo a los medios de comunicación que lo adulan, manipula a los integrantes del cabildo, inclusive aquellos de oposición, con excepción del regidor del partido MORENA, al que por cierto no lo invitan a todos sus eventos; y de sus directores de área, ni que decir cuando los resultados de su actuación saltan a la vista, basta adentrarse al programa de gobierno para enterarse de los compromisos y compararlos con la realidad. No es justo que sigamos aprobando este comportamiento.
Decía el poeta español Antonio Cipriano José María Machado Ruiz: “Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar”. Y creo que todos los salmantinos queremos vivir, y vivir bien y seguros; queremos soñar, soñar con mejores escuelas, mejores empleos, mejores servicios, mejores políticos, mejores funcionarios, y sobre todo queremos despertar, despertar sin que las malas noticias nos agobien, sin más muertos, sin más robos y asaltos, sin que se sigan tolerando actos de corrupción a los servidores públicos, sin la apatía de un alcalde arrogante, sin que nos endeuden más por obras que no existen. Estamos hartos de sinvergüenzas.
Verán que ya no falta mucho para que en las colonias y comunidades, se empiece a ver el movimiento voraz de los partidos por ganar simpatías de la ciudadanía como cada tres años, ojalá personas de la sociedad civil que son de mucha valía, también se vayan apuntando, porque para los actuales se avecina el año de Hidalgo, y no precisamente en memoria del padre de la patria, más bien porque es cuando las arcas deben vaciarse. Eso es a lo que lamentablemente nos tienen acostumbrados.