«Tres muchos y tres pocos, destruyen a los hombres locos: mucho gastar y poco tener, mucho hablar y poco saber, mucho presumir y poco valer.»
Con este proverbio español damos inicio a la gacetilla de esta semana. Algo semejante es lo que le está ocurriendo a Antonio “Cartoño” Arredondo Muñoz, pues resulta que a escasos veintidós meses de su gris gestión al frente de la más infame Administración Municipal de la que los salmantinos tengamos memoria, “le está saliendo más caro el caldo que las albóndigas”, pues resulta que los tres muchos y los tres pocos “le quedan como anillo al dedo”.
Es secreto a voces que en pleno mandato tuvo la brillante idea de cambiar su residencia a otra ciudad más segura, y digo otra ciudad y más segura, porque realmente a donde se mudó es una ciudad adentro de otra. ¿Pero de donde salió el dinero, si su sueldo de servidor público no alcanza para eso? ¿Nos va a salir con que se la regaló su tío Carlos Romero Deschamps? Ah, bueno, si tiene para comprarle un Ferrari dorado al “hijo incómodo”, ni modo que no le alcance para una residencia de lujo con vista al campo de golf para el “sobrino incómodo”. Esperemos que no haya sido con el dinero del PEMEX o del pueblo, producto este último del préstamo con el que nos endeudó “Cartoño” por más de una década. Sin lugar a dudas es un “genio”. Y si lo dudan, destapen una botella. Hasta parece hijo de Felipe y Margarita.
¿Y luego?, ¿dónde quedaron las promesas de campaña? Le recuerdo las estrategias fundamentales de su plan de gobierno: “Decisión por tu seguridad”, “Calidad de Vida Salamanca para todos”, “Salamanca de Éxito” y “Gobierno Confiable”. ¿Dónde quedaron las palabras de aquel sábado 10 de octubre de 2015? Seguridad no tenemos, calidad de vida menos. ¿Ha hecho de Salamanca un pueblo exitoso, cuando ni los parientes que radican en otras ciudades quieren visitarnos?, ¿A cuántos servidores públicos corruptos en su administración han vinculado a proceso? Al contrario, a los capaces pero que le estorbaban, los despidió. Algunos inclusive, sin importarle el lazo familiar.
Es así como “Cartoño” presume logros, porque siempre le ha gustado “saludar con sobrero ajeno”, porque las escasas obras han tenido participación mayoritaria del gobierno del Estado y de la federación. Ni siquiera ha entregado cuentas del asfalto que donó PEMEX y del que por cierto se dice que vendió una parte a otros municipios. Que poco vale. Pero eso sí, ya está en campaña, hasta mandó repintar las bardas de su anterior maniobra.
Qué pena, pero como reza aquel refrán popular “El amor y el dinero, no se pueden ocultar”. Como tampoco podemos ocultar que dicho sea de paso y guardada toda proporción, “Cartoño” se está sintiendo intocable como el capitán de Interjet, Daniel Vázquez, pero debe saber que, ya nadie creemos en él. Es por eso que la “gorra” del pasado domingo en la comunidad de Cerro Gordo con su séquito de indeseables, le salió muy cara, pues cuando estaba en pleno proceso de digestión, un grupo de mujeres se manifestaron al más puro estilo de la sobrecargo Karen Isabel Rodríguez, y en su cara “le dijeron hasta de que se iba a morir”. Pero con el
cinismo que le caracteriza seguramente pensó: “barriga llena, corazón contento”. Por eso: ¡Anímate, Toño!, ¡anímate, Toño!. ¡Pero a renunciar!
Por cierto, otro que trae el corazón bien contento y no lo puede ocultar es Miguel Márquez Márquez, porque tal y como se los venía adelantando (y les vuelvo a aclarar que no tengo “Pegasus”, ni “PRIgasus”, ni “PANgasus”), el que si se animó a renunciar, fue su “Gallito” Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, para lanzarse a la grande. Falta ver que dicen los “Gracianos”. Lo único que si les puedo adelantar es que Guanajuato no necesita un gobernador “Sinhue”, lo necesita “Conhue”. El que entendió, entendió.
Así las cosas.