Salamanca Gto. De todas las vulgares supersticiones de las medianías intelectuales, ninguna tan difícil de extirpar como la absurda falacia de que no puede haber fantasmas cuya existencia conocen todos los hombres doctos, sean espiritualistas, poetas o científicos y también los indoctos que estudiaron atentamente el asunto. Los investigadores sinceros por supuesto, ya no discuten la existencia del fenómeno sobrenatural, de las entidades del mas allá.
El imparcial examen de lo referente a las apariciones nos demuestra que en todo el mundo hay testimonios relatos, de la vuelta eventual de los seres que ya partieron, esos visitantes rara vez dan pormenores del mundo en que procedían aunque, muchos pueden inferirse de la comparación y cotejo de varios casos pero, de todos modos la supervivencia del hombre, o después de la muerte esta demostrada.
El falso concepto de la sociedad referente a este fenómeno, ha sido el principal candado de que muchos de este tipo de experiencias no salgan a la luz pública, ya que se tiene la errónea idea de que todo aquel que la vive, padece algún síntoma confuso de su mente y puede hasta perder su reputación en su ámbito, aunado a esto también hay que agregar que seudos investigadores parasicológicos que en vez de ayudar perjudican, en su afán muy personal de trascender.
En algunos casos, el hombre arrebatado de pronto a la vida física permanece por largo tiempo en la inconsciencia dormido en rosados ensueños, en otros casos por el contrario persiste la conciencia sin ninguna interrupción, y no siempre es fácil descubrir las leyes que rigen estas variaciones por lo tanto puede afirmarse que, el estado astral del hombre depende mayormente de la habitual dirección de su conciencia, hechos y obra durante su vida.
Tal vez esta sea la causa de que el fantasma de un fraile ronde hasta la fecha en las inmediaciones de las hermosas ruinas, de lo que queda del Teatro “Juan Valle” ubicado en la calle Guerrero de la zona centro de esta localidad, y actualmente convertido en un estacionamiento, y en donde los vigilantes aseguran verlo durante las noches, con su lento andar y andrajoso habito.
El teatro Juan Valle según su historia contaba con un trazo de planta, distribución y alzado en pequeñas proporciones, semejante a los grandes teatros de la época porfiriana, abrió sus puertas en 1893 para presentar obras de teatro exclusivamente pero, de 1912 a 1922 se realizaron diversos eventos como: zarzuelas, festivales, veladas poéticas, culturales, literarias y musicales.
Fue en 1956 cuando se desempeño como comandante de la policía local don Francisco Peña cuando empezó la aparición de un fraile que se dijo llamar Luis Saavedra, y que tenía que entregar un valioso tesoro, a quien satisficiera sus deseos de rescatar sus restos y depositarlos en un lugar eclesiástico iglesia.
El comandante nunca tuvo el valor suficiente para enfrentarlo y mucho menos cumplirle sus deseos al alma en pena, por lo que fue perseguido por esto hasta su muerte, donde se dice le pedía a gritos que se alejara de su lecho, quedando con los ojos desorbitados por el terror, ante la mirada atónita de sus familiares.
Posiblemente esta sea la causa de que, en la actualidad todavía el fantasma del Fraile siga penando en las inmediaciones del Teatro Juan Valle, en busca de un osado a quien entregarle su tesoro que se afirma, por el sitio donde desaparece quedo enterrado, o sea cerca de la división de la ventana al pie de los gruesos muros de adobe y piedra.
Es posible de acuerdo a los comentarios de los vigilantes de este lugar hoy estacionamiento, que será hasta que se derrumben totalmente los vestigios arquitectónicos de este teatro, cuando salga a flote el secreto que guarda este lugar, y que pudieran ser los restos del fraile y su tesoro, el paso del tiempo es inexorable y la construcción está a punto de desaparecer.