SI TE DICEN QUE ESTAS «GORDO O GORDA”» y que deberías ponerme a dieta, no debes enojarte: procura mirarte en el espejo y sí aún te quedan dudas pide una segunda opinión. Y así una «crítica constructiva» te llevará al conocimiento y quizá a un cambio.
Si te dicen que estás “panzón o panzona”, que pareces una ballena y que de plano eres un tragón o tragona…estás frente a una «crítica destructiva» y sí te atontas y le haces caso a la exageración y mala leche, hasta puedes deprimirte.
De allí la importancia de estar abiertos a la crítica, aunque con cierta precaución. Sin embargo, la crítica nos puede ayudar a mejorar y la más constante y dura debería de venir de nosotros mismos. Es maravilloso el conocerse y aceptarse…en la medida que lo hacemos se reduce la posibilidad de que algún comentario te moleste, pues ya lo has detectado antes de que te lo digan y estás consciente. Por ejemplo: a mi no me afecta en absoluto que me digan «pelón». Esto es algo que ya trabajé hace mucho tiempo en base a la resina…y no a la resina de ningún árbol, sino a la «resinación».
Y esta actitud, creo, he de aplicarla en todos las áreas, en las físicas y en las mentales. Muchos no crecen como artistas, escritores, artesanos, productores de algún alimento o cualquier otro tipo de actividad porque no aceptan ningún comentario que vaya en contra de su idea de que son muy buenos. Y así no se puede crecer : tarde o tempano se topa uno con la pared de la realidad.
Así pues, lo recomendable es aprender a recibir críticas, hasta solicitarlas cada vez que halla oportunidad.
Habrá cosas que se puedan cambiar y otras no, pero lo primero es conocerse.