CORRÍAN LOS AÑOS SETENTA EN LA COLONIA “GUANAJUATO”, la pobreza de la mayoría se acentuaba con las calles sin pavimentar y los políticos (como suele suceder) hacían caso omiso de sus habitantes. Llegó la época electoral y uno de los candidatos del partido en el poder se presentó allí para hacer las promesas –jamás cumplidas- que solían hacer los que aspiraban a la presidencia municipal.
Sin embargo, un joven valiente e indignado se puso en medio del camino y dijo que no dejaría entrar al candidato. Espontáneamente, jóvenes, maduros y hasta ancianos se colocaron detrás del activista y el señor candidato tuvo que recular…se fue. Aquél muchacho era Andrés Estrada Lucero, quien habría de convertirse en un escultor de primer orden, a pesar de venir de un medio tan falto de oportunidades. Desde niño traía el talento y estudios en escuelas tan importantes como la de San Carlos, acabaron de moldearlo.
Ha sido maestro de Fundición y grabado en el FONART, realizado múltiples obras de su autoría y réplicas, como la de “La Diana Cazadora”, que le fuera pedida por el famoso millonario y dictador del deporte Mario Vázquez Raña. En nuestro entorno podemos apreciar esculturas de Andrés, como el “Morelos” a la entrada de Irapuato, el “Homenaje al Maestro” en la Avenida valle de Santiago, el busto de Hidalgo en la plazoleta del mismo nombre, y el “Benito Juárez” que está en la avenida Faja de Oro….y muchas otras.
Estrada es un escultor magistral y un experto en fundición ar=s’ca que ha trabajado para muchos creadores de renombre. Sin embargo –pienso- no se le ha dado el suficiente reconocimiento en Salamanca. Sus trabajos en bronce, mármol y cerámica son dignos de mayor aprecio y su trabajo debería ser apoyado por los que tienen la responsabilidad oficial de impulsar la cultura.
A pesar de todo, el maestro Estrada no se muestra decepcionado, ni mucho menos y ahora está dando clases de dibujo y escultura en un centro de cultura, frente al Jardín Principal. Esto es algo excelente, pues puede sembrar la semilla que de fruto, produciendo nuevos artistas de la disciplina que transforma la materia en un mensaje de humanismo y belleza. Y por cierto: el político rechazado tomó las cosas inteligentemente y por fin le arreglaron las calles a la colonia “Guanajuato.”