Si autos y autopartes se eliminaran del intercambio comercial entre las tres naciones de América del Norte, dejaría de existir el déficit comercial del que se queja el gobierno de Estados Unidos, de acuerdo con una investigación de UBS, un banco de inversión de Suiza, que además proporciona servicios y consultoría financiera a corporativos de todo el mundo.
Un 27 por ciento de las ventas de vehículos que se realizan en Estados Unidos, precisó, provienen de México y Canadá, ya que sólo 45 por ciento se originan en su mismo territorio. Lo mismo sucede con 24.4 por ciento de las autopartes que utilizan las armadoras estadunidenses, toda vez que 11.7 por ciento de las piezas provienen de México y 12.7 por ciento de Canadá.
Frente al déficit comercial de más de 60 mil millones de dólares que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se queja tener con México, el análisis de UBS detalla que desde 2015, las importaciones que hizo a su su socio comercial tan sólo en motores para vehículos ascienden a los 50 mil millones de dólares por año. A esa cantidad, se suman otros 45 mil millones de dólares por concepto de autopartes que compran a México, cerca de 20 mil millones de dólares por equipos de computadora para autos, 15 mil millones de dólares en equipos de comunicación y unos 12 mil por equipos de audio y video.
Junto con la solución de conflictos, la cláusula de extinción en 5 años y los aranceles estacionales para la agricultura, las reglas de origen en la manufactura automotriz, referidas al contenido nacional o regional en los vehículos, se mantiene como uno de los capítulos de mayor controversia en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuya sexta ronda arranca formalmente este martes 23 de enero en Montreal, Canadá, aunque desde el fin de semana se instalaron algunas mesas y hubo encuentros entre empresarios de los tres países asociados.
La firma USB enfatizó que “la industria automotriz global es vulnerable a los cambios repentinos en la confianza del consumidor, el empleo, las tasas de interés, los préstamos disponibles y la actividad económica general. Los proveedores de piezas están más expuestos a la presión de los precios de los clientes, los cambios en la participación de mercado, los calendarios de producción volátiles y los cambios imprevistos en la tecnología”.
En la renegociación del TLCAN, indicó, siguen “muy separadas” las posturas que México, Estados Unidos y Canadá en el tema automotriz, en medio del “poco tiempo que existe entre las rondas programadas” ya que desde que el proceso comenzó en agosto se han realizado 4 rondas ministeriales y 2 rondas técnicas, aunque la penúltima de ellas fue considerada como la quinta ronda aunque no participaron los ministros de las tres naciones.
Aunque indicó que la renegociación del TLCAN es de interés para todas las martes, no dejó de reconocer que persiste el riesgo de que Estados Unidos se retire del acuerdo y en tal caso resultaría afectada la industria automotriz de su país.
Previó que sin TLCAN, los aranceles en vehículos y autopartes que se impondrían serían los marcados por la Organización Mundial de Comercio pero eso, advirtió que aunque “no sería una panacea, desde nuestro punto de vista también puede no significar el final del comercio trilateral como lo conocemos”, pero habría que esperar los desafíos legales y las decisiones que el Congreso estadunidense tomen al respecto
