LA HERENCIA DE PEÑA NIETO; SEXENIO MÁS VIOLENTO QUE EL DE CALDERÓN.

A sólo unos meses de terminar la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto, el legado queda claro, es el sexenio con más altos niveles de violencia. 2017 terminó el año siendo con más homicidios, y 2018 se perfila rápidamente para ocupar este puesto. En un punto se creyó que la lucha contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón, fue una de las peores medidas de seguridad implementadas por el gobierno federal, sin embargo, no se contaba con que la siguiente administración replicaría esta estrategia y lograría incrementar significativamente los niveles anteriores. A causa de estos resultados, la actual administración, salió a decir que la responsabilidad de esta situación recaía sobre las autoridades estatales y municipales argumentando su ausente capacidad para proteger a la ciudadanía. Dicho esto, se justificó diciendo que los cuerpos policiacos no son ni sólidos ni confiables, y que en muchos casos ni siquiera han desarrollado sus propias corporaciones. La puesta en marcha de esta estrategia no tuvo otro efecto más que empoderar aún más a las células criminales, pues pasaron de ser organizaciones perfectamente estructuradas y estratégicamente bien localizadas, a ser micro-cárteles expandidos por todo el territorio nacional, las cuales, aseguran especialistas, son mucho más volátiles y peligrosas. Con esta situación agravándose y los ciudadanos exigiendo respuestas, el gabinete de gobierno optó por distribuir elementos federales de seguridad a las zonas con mayor incidencia delictiva, lo cuál no ha traído un cambio realmente significativo, solamente ha logrado crear un perfil de “seguridad” para los habitantes de estas zonas, haciéndose dependientes de la presencia de estos elementos. Sin embargo, aunque no fue una estrategia funcional pero aceptada, el presidente Peña Nieto señala que es imposible tener permanentemente a los cuerpos de seguridad instalados en estas zonas, lo que provocaría un gravísimo aumento en el actuar delictivo conduciendo a México inevitablemente al camino del caos.