LO IMPENSABLE.-
Cuando se decía que en casos de violencia podrían suscitar cosas peores, en ninguno de ellos se llegó a pensar la magnitud del suceso que rompió todos los esquemas, como fue el ataque armado que cortaría la vida de seis agentes de tránsito, cuando éstos se encontraban desempeñando la labor que se les encomendaba, sin embargo la agresión no solo volvió a demostrar el grado de inseguridad y violencia que tiene enclaustrada a Salamanca; un asesinato artero con muchos mensajes, pero que al mismo tiempo deja constancia el grado de vulnerabildad y riesgos en que se encuentra inmersa la ciudadanía salmantina.
LLAMADO SIN ECO.-
Lo más lamentable es que antes del hecho, surgió el llamado desesperado de uno de los agentes transferidos de policía preventiva que con desesperación se armaron de valor para advertir el riesgo en que desempeñaban su labor en una zona de alto riesgo, como es el sur oriente de la ciudad, un clamor que si bien se concretaba a mencionar las condiciones inclementes e inhumanas con las que venían desempeñando su labor, condiciones que también hacían referencia a las injusticia a que son obligados a desempeñar su labor, tan solo con el hecho de prohibirles que utilicen algún implemente diferente al uniforme para protegeré del sol, denotó el desinterés de los mandos superiores por procurar que desempeñen su función de la mejor manera y sobre todo con seguridad y protegidos.
INCOMPRENSIBLE.-
Lo más incomprensible de todo es que después de la tragedia que enlutó a 6 familias, en donde quedó demostrado que los agentes de vialidad, necesitan algo más que una simple gorra o algún implemento para protegerse del sol, ya que el astro al final es un enemigo molesto pero al final menos letal que la maldad humana; lo que ahora queda en tela de juicio es el peligro que más allá de las inclemencias del tiempo, a partir de ahora quedan expuestos los agentes de vialidad, al no contar con ningún equipo de protección y mucho menos de defensa para por lo menos repeler una agresión.
Esto a pesar de las declaraciones contradictorias que sobre la portación de armas han expuesto el alcalde interino José Miguel Fuentes Serrato quien desechó esta posibilidad por las limitantes de la Ley Nacional de Seguridad y aunado a la llegada del Mando Único Estatal, motivó un importante retroceso que originó el desarme no solo de armas, sino de chaleco antibalas de los Policías de Vialidad que hasta hace poco se les veía portando estos equipos, incluyendo al propio director Nicolás Guevara Contreras, quien se daba el lujo de portar visiblemente su arma, a pesar de su vestimenta de civil, lo cual de acuerdo a los conocedores está rotundamente prohibido, por lo que era duramente criticado.
Lo contrastante en medio de la postura negativa del municipio a dotar de equipo de protección a los agentes de vialidad, son las declaraciones del Secretario de Seguridad Pública del Estado Alvar Cabeza de Vaca Apenddini, quien aseguró que el Ayuntamiento es el responsable de la seguridad de los agentes de vialidad y por lo tanto dentro de su facultad y jerarquía como máximo órgano de gobierno de Salamanca, tienen en sus manos la oportunidad de aprobar que los agentes de vialidad, no sigan vulnerables, portando equipos de protección que pueden representar la seguridad y la vida.
DILEMAS DE LA VIDA
Lo que es la vida, ¿no?. Unos con su gozo, con sus festejos llenos de alegría, esparciendo su entusiasmo y energía, mientras que otros, también a luz del día, sufren la inclemencia de la soledad, de la tristeza y el llanto.
Es inconcebible como a plena luz del día, cuando la gente sale a laborar, a hacer sus quehaceres diarios, sus actividades rutinarias, a hacer su vida, es increíble que mientras ocurre todo esto, también se lleven a cabo actos atroces y barbajanes por gente que ya no tiene respeto por nada.
Hace mucho que el respeto hizo un trueque con el miedo, cambiado el lugar de uno por el del otro, sin embargo, a estas alturas ya ni el miedo es suficiente para valorar una vida humana.
Gente que trabaja, que se dedica a hacer las cosas bien, que procura a los suyos y que pertenece a un grupo de todos iguales; ya no están exentas de ser víctimas de las malas intenciones y de gente que solo busca perjudicar.
Cuando una persona se va, no sólo deja de existir la materia física, se lleva la presencia, la compañía, el abrazo, el cariño, deja los recuerdos y un gran vacío alrededor de quiénes les rodeaban, algo, que la gente que solo se mueve por el dinero y el poder, jamás podrán medir.
