Por: Iván Juárez Popoca Guerrero
EL PRI (antes PNR) ESTUVO DOMINADO POR UN GRUPO SECRETO al que llamaron “El Círculo Negro”, según el periodista Antonio Velasco, quien afirma que un miembro de esa organización le rebeló los hechos antes de morir. El grupo tenía la misión de controlar a los sectores de la población, en beneficio del presidente de la república e impedir que éste religiera, con amenaza de muerte si fuera necesario.
Esos hombres del poder se basaban en una “Constitución real” cuyo primer artículo establecía : “El Estado Mexicano es una monarquía absoluta y está integrado por tres instituciones reales: El Monarca, el Círculo Negro y el Partido.”
Suena a una más de las “teorías de la conspiración”, más haya o no existido ese documento, así se condujo a la nación desde Calles hasta Cedillo.
Velasco (o su confidente) hace un análisis bastante objetivo:
El gobierno aplicado a las condiciones reales del país logró terminar con el caudillismo e hiso posible una establidad que permitió grandes avances económicos y sociales Claro que hubo represión y desigualdad pero, solamente un izquierdista fanático podría negar que se dieron cosas positivas como la industrialización, la expropiación petrolera (que ya traicionaron), la educación laica y gratuita (que quieren echar abajo,) el IMSS, etc.
Sin embargo, el partido que enarbolaba los ideales de la revolución fue degenerando en una burocracia rapaz y, de una especie de “despotismo ilustrado”, se pasó a un autoritarismo al servicio de la élites económicas, desvinculado del pueblo.
El punto más alto –según el misterioso priísta que solicitó secrecía- del poder sexenal se alcanzó con Días Ordaz, pero también el más alto grado de torpeza política y acción asesina. La represión de l68 –que no contó con el aval del supuesto “Círculo Negro” marcó el declive del partido. Hasta hoy seguimos viviendo sus consecuencias.
Luego llegaron Echeverría y López Portillo; el primero con su locura mesíanica y el segundo con su frivolidad acabaron de hundir a México en la crisis económica , en la dependencia hacia los E.U. y en la corrupción. Luego, bajo las presión globalizada, se impuso un neoliberalismo que solamente ha servido para que unos pocos se enriquezcan a costa de las mayorías.
Según la interesante reseña, Fidel Velázquez fue uno de los últimos integrntes del círculo y con el murió una etapa del control de la monarquía. Quizá el último rey fue Cedillo; con la llegada de Fox se termina esa forma de gobernar llena de claro-obscuros, pero –básicamente-eficaz.
Sí comparamos a Peña Nieto con mandatarios como Cárdenas, López Mateos o hasta con los de la decena trágica, es una caricatura. El PRI y sus juniors neoliberales no han demostrado más que torpeza y espíritu de latrocinio. Sí comparamos a una persona como Nuño con personajes como Reyes Heroles, dan ganas de reír o de llorar.
El sistema ya no da para más, aunque hay que reconocer que en el pasado fue extraordinario, producto de elementos ancestrales (como la tradición del Tlatoani) y de la realidad del país. Hoy por hoy ya no corresponde a lo que México necesita. Ha llegado la hora de un cambio, profundo y verdadero
