Es ahora o nunca
Por: Alberto De la Torre Gleason
Van Gogh – “El buen samaritano”
Basta ver cinco minutos las noticias locales e internacionales para darse cuenta que el mundo entero está convulso en todos lados y en todos los aspectos; desafortunadamente tan desalentadoras noticias provocan pánico, desesperanza y parálisis; sin embargo también existen ideas, formas, luchas diversas en todo el planeta que, como en otros tiempos de la humanidad, no se dejan doblegar ni a aceptar que la esperanza deba morir, y ese espíritu y esas luchas son las que sacaron a la humanidad de crisis pasadas. Es nuestro deseo que en el tiempo actual suceda nuevamente, es decir, que resurjamos de las cenizas y transitemos a un mundo mejor.
La Carta de la Tierra[i] es un documento universal y ético que rescata los principios fundamentales del éxito de la humanidad a través del tiempo, ciertamente no es el único, pero sí es uno de los trabajos más recientes que a manera de síntesis, por medio de 16 principios, nos dan una pauta hacia dónde debemos caminar como humanidad para rescatarnos a nosotros mismos.
En esta ocasión compartimos el preámbulo de La Carta de la Tierra, para situarnos en el momento histórico y estratégico en que nos encontramos para decidir nuestro destino:
«Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que, en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.»
Es un momento crítico el actual y ni duda cabe. Jamás en la historia de la humanidad fuimos capaces de destruir la vida en el planeta Tierra. Hoy sí. Tenemos la capacidad, tan solo por vía de la energía nuclear, de destruirla varias veces.
Siempre hemos sido interdependientes los unos de los otros, es el principio básico de sobrevivencia, estamos hechos de tierra (elementos básicos: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, principalmente) y de la tierra nos proveemos para existir (agua, plantas, animales, minerales), somos tierra, de ella vivimos y a ella volvemos.
Como especie humana tenemos un origen común y un destino común también, lo que hagamos o dejemos de hacer, influye en nosotros positiva o negativamente.
Así como la unión de los primeros hombres permitió el surgimiento de la civilización que trajo mejores garantías colectivas sobre las individuales, hoy en día debemos hacer un esfuerzo en reforzar esa unidad para resolver nuestros problemas de una manera más creativa y eficiente.
Los 16 principios de La Carta de la Tierra se han agrupado en cuatro temas rectores que son: Respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz, mismos que iremos compartiendo en publicaciones futuras.
Por último, la declaración antigua del Génesis bíblico que dice: «Caín: ¿Dónde está tu hermano?»[ii], está más vigente hoy que nunca y es la pieza clave para el éxito de nuestra redención aquí en la Tierra y ¿por qué no?, en otros planos. Debemos ser responsables, los unos por los otros, hacia la naturaleza, pues a ella nos debemos y de ella dependemos, y por el bien del legado más grandioso que podemos dejar en nuestra travesía por este mundo: nuestros hijos.
[i] Proyecto de la Organización de Naciones Unidas, consulta en línea: http://earthcharter.org/invent/images/uploads/echarter_spanish.pdf
[ii] Libro del Génesis, capítulo 4, verso 9.
