Por: Oscar Alzaga*
Realizada la reforma laboral del 1 de mayo de 2019, a iniciativa de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y su titular, Luisa María Alcalde Luján (LMAL), ahora se niegan a que haya una reforma laboral más, careciendo de fundamento legal alguno.
Ante la iniciativa del Senado a través de Napoleón Gómez Urrutia, Presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara, de reformar el artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) a favor del trabajador, por escrito del 2 de octubre de 2019 la STPS se manifestó “En Contra”. Aunque dice la STPS que respeta la división de poderes y la autonomía de cada poder.
Coinciden los argumentos de la STPS con los del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) en oponerse también a la reforma del Senado en sus escritos presentados: en no mejorar los salarios caídos del trabajador por despido injustificado o ilegal.
El tema de la reforma es nada menos que los salarios caídos, que la reforma laboral de 2012 del PAN y Calderón redujo su costo para premiar a los patrones, ya que antes el pago de los salarios caídos era del 100%, por todo el tiempo que durara el juicio, como castigo al patrón por el despido ilegal. Pero el “razonamiento” neoliberal hizo ver “virtudes y ventajas”.
En los tribunales de amparo hubo controversias, una a favor del trabajo, del magistrado Héctor Mercado y, otra, a favor de la patronal, por lo que tal contradicción la resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2016, con Medina Mora a la cabeza, que afirmó que la reforma no era contraria a los derechos humanos ni a la Constitución, pese al artículo primero que prohíbe leyes y resoluciones regresivas.
Esta no era la primera resolución neoliberal de la SCJN, por supuesto. Pero ahora tanto la STPS como el CCE y la Coparmex coinciden con ella y defienden una de las peores aberraciones contra el trabajo: reducir los salarios caídos del despido injustificado, el único castigo al patrón injusto. Para los neoliberales el trabajo y el capital son iguales. No son partes desiguales: uno, dueño del capital y la empresa, el otro, solo de su fuerza de trabajo. Negarse a esto es negar el derecho del trabajo.
Pero esta no es la única ocasión que la STPS se opone a otra reforma laboral, aun cuando sea justa para los trabajadores. La STPS organizó mesas de trabajo en estos días con la mayoría de los sindicatos del país, la CTM, CROC, CTC, UNT, NCT, Mineros y CIT, para dar seguimiento a la aplicación de la reforma laboral del 1 de mayo de 2019 y tratar temas laborales como el outsourcing, el trabajo eventual y a prueba, los salarios, la cuota sindical dispensable, etc. Ante lo cual los voceros de la STPS, contestaron: “no se puede hacer una reforma sobre otra” o “no es procedente”, “apliquemos primero la del primero la del 1 de mayo”, etc.
La última reforma del 1 de mayo introdujo una demanda patronal: que la cuota sindical sea libre para cada trabajador, que baste que él firme su voluntad al patrón para que éste deje de descontar la cuota sindical del salario semanal.
¿Se puede imaginar un sindicato que se sostenga sin cuotas obreras?
Ni los sindicatos patronales, ni los del PRI, ni la Iglesia, lo lograrían. Lo cual sería un suicidio sindical, por lo que todos los sindicatos se oponen.
Al outsourcing todos lo critican, hasta LMAL lo hace en los medios, pero se oponen a que sea tema de reforma. Este fin de año el tema de los aumentos salariales anuales será central, sobre todo el porcentaje del aumento al mínimo, que se vuelve la base del aumento contractual y profesional.
Hemos considerado que la reforma del 1 de mayo tiene avances en cuanto a la libertad sindical, al reconocer el voto secreto, pero también que es incompleta, sobre todo en aspectos que no requieren reformas sino de corregir conductas y prácticas: La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, el principal tribunal laboral del país, no ha tenido ni un solo cambio desde el 1 de diciembre de 2018 a la fecha de hoy. Es igual a los sexenios pasados, sigue intacta, la domina la parálisis y la indiferencia.
¿Qué hubiera ocurrido si el gobierno federal hubiera optado por una medida similar en las secretarias e instituciones?
Ni siquiera se intentó un cambio de perfil en su dirección, una campaña de moralización y contra la corrupción. Todo se apostó al tiempo del cambio de la Junta por el Tribunal. ¿Por qué no hacer el esfuerzo con lo que hay, por qué esa abulia?
Todos agradeceríamos a la STPS y a su titular que hicieran un esfuerzo de congruencia política y jurídica con las posturas y prácticas de AMLO. ¿Por qué unirse o coincidir con los empresarios, los enemigos del presidente y de los trabajadores?
Los grandes ausentes en este debate y lucha por los derechos e intereses de los trabajadores, son ellos y sus organizaciones, nuevas o renovadas; lo grandes protagonistas del momento aún ausentes en su mayoría, salvo los que ya inician el cambio y ponen en el centro el impulso y creación de sindicatos nuevos, democráticos, auténticos e internacionales.
*Abogado miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas
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