Por: Eber Sosa Beltrán
Psicólogo con maestría en Psicoterapia Clínica.
Cada primero de diciembre al conmemorar el día mundial de lucha contra el VIH-SIDA resurge la esperanza de erradicar un importante problema de salud que tiene la particularidad de poner a la vista los deseos y temores más profundos que existen en torno a la vida, la sexualidad y la muerte.
Y es que en un tema que puede estar tan repleto de moralidad, tan periférico y exótico, tan necesario de nombrar sin el peso de un prejuicio, tan limitado muchas veces como el creer que un beso y un abrazo son una sentencia de muerte y aún más allá, una condena al exilio, al lugar donde viven los sin nombre que deambulan entre nosotros como si fueran iguales, a quienes a fuerza de un estigma, llevan una marca invisible oculta en la conmiseración de los que observan. Una ignorancia solapada en la constante incertidumbre que a través de un encantamiento muy particular convierte cualquier práctica sexual en riesgo, señalando con su marca los lugares, mujeres y hombres prohibidos, aquellos de los que se habla como extraños, los otros a los que debemos evitar.
Así es la fuerza del estigma, inventa fantasmas que atormentan las noches, no poniendo nombres a los actos, a las cosas más concretas que se definen simplemente, solo se trata de decir «practica sexo seguro», «practica sexo protegido».
Hay quienes dicen que decir las cosas fuera una incitación, y lo mejor es evitar despertar ese vibrar del cuerpo que vence toda voluntad. Así se escucha, que cuando el deseo cede, se pierde toda voluntad, que por eso debes pensar antes de actuar; pero no es tan imposible ser el dueño del deseo cuando el encuentro invita siempre a ceder, parece que el encanto del deseo es la complicidad, una complicidad ciega y silenciosa que no dice que hay cosas muy concretas que son necesarias cuidar.
Si decir fuera incitar, simplemente las campañas que promueven el sexo seguro y el sexo protegido habrían de tener un éxito rotundo y puede ser que no siempre sea así. A veces el deseo y el amor se ciegan para existir, ese gesto de confianza y libertad… que dice: “atrévete”; “acaso no confías”; “hazlo por mi”, “así no se siente igual”; quién diría que la intimidad se convertiría en una prueba y en una competencia para saber quién puede entregar más.
El ejemplo es letal, una muestra del verdadero amor es ahora un test que pruebe sin lugar a dudas la honorabilidad de una pareja para que así le sea otorgada la presea del edén.
Una prueba irrevocable que no intenta saber un estado de salud sino escudriñar en las entrañas del sexo y la maldad. Pero en un mundo donde somos ignorantes e inocentes aprendemos rápidamente a fingir, a vivir cada experiencia como si fuera la primera vez, o a demostrar al mundo que no importa que tan perverso haya sido algún pasado siempre es posible volver a comenzar. Durmiendo en nuestras crisálidas soñamos con una metamorfosis hacía un ser verdadero y aunque la ciencia tenga una plena certeza somos insensibles a creerle e ir en contra de nuestra naturaleza. Aún nos queda un tramo por recorrer.
La meta de ONUSIDA es lograr 90-90-90; es decir que para el 2020, 90% de las personas con VIH sean diagnosticadas, 90% de las personas diagnosticadas sigan su tratamiento antirretroviral y 90% de las personas tratadas logren la supresión viral.
Es un reto que necesariamente debemos vivirlo en la acción colectiva e individual, un llamado a emerger de nuestras crisálidas para dejar atrás el lastre del estigma y ser testimonios de nuestra transformación, de sorprendernos que al lograr la supresión viral lo único que es posible transmitir es conocimiento, que existen parejas serodiscordantes y familias donde antes solo se veía el miedo a la transmisión, que las sentencias de muerte son tan inciertas como morir por impacto de un rayo y que lo peor que puede pasar al hacerse una prueba es contribuir en ese pequeño y valioso espacio de tu intimidad
LA REVOLUCION CULTURAL DEL IMPERIO AMERICANO. En su tratado de Sociología Política el Dr. Henry Kissinger dice LA REVOLUCION ARMADA EN ESTADOS uNIDOS VINO DE LOS ESTADOS DEL NORTE y la ganaron pero la REVOLUCION CULTURAL VINO DE LOS ESTADOS DEL SUR y fue preponderantemente musical el Rock, Blues , Soul, Country Jazz etc. y sus más grandes exponentes Elvis Presley y Bob Dylan (este último Judío) que permitió al Imperio tener más influencia cultural en el resto del mundo con más libertad.