Por: Oscar Alzaga*
Siendo tiempos de excepción muy largos los que impone la pandemia del Covid-19, en que la emergencia sanitaria pasa al primer lugar de la vida nacional e internacional para proteger la salud y vidas de millones de personas, nos impone medidas preventivas y curativas de verdadera excepción, como el aislamiento y otras medidas como reglas generales para evitar los contagios. Todo lo cual -en casos previos de otros virus- nunca había llegado a situaciones tan extremas, como ahora.
Entenderlo en la vida diaria no es fácil, por las consecuencias que tiene inmediatas en la economía, el trabajo, la subsistencia de muchos, el consumo y otros aspectos decisivos, de la vida día a día de millones de personas en el país y el mundo.
La derecha neoliberal (valga la redundancia) busca cualquier motivo para criticar el gobierno democrático de AMLO. Ahora lo crítica por no haber declarado el estado de emergencia o tomar medidas que afecten al capital y la sagrada propiedad privada.
Cuando el Gobierno Federal se apoyó en el artículo 73 fracción XVI de la Constitución para formar el Consejo de Salubridad General (CGS), que depende el Presidente y encarga al Secretario de Salud su puesta en marcha, obligatoria para toda la ciudadanía, que se complementa con el artículo 4 de la Ley Suprema (de la protección de la salud de toda la población). El CGS a su vez se apoya en la Ley General de Salud y su Reglamento, que le imponen aplicar las funciones de salubridad en casos extremos de emergencia, como en el caso del Covid-19, lo que publicó en el Diario Oficial de la Federación de los días 23 y 24 de marzo de 2020.
¿Cuándo vimos tanta atención de un gobierno en estos casos, de todos los días y en varios momentos por televisión y radio orientar a la población y contar con un sistema de salud coordinado y organizado, no exento de errores, dedicado a la ciudadanía? Con resultados a la vista.
Ni el Estado de Derecho ni las garantías ciudadanas están suspendidos, entiéndase bien, solo restringidos temporalmente ante la emergencia sanitaria. Por encima de todo, está la salud y la vida de los ciudadanos. Por eso hoy las medidas preventivas son más importantes que las curativas. Porque en las primeras está la mayoría de la población.
La principal medida preventiva es evitar los conglomerados y los actos en lugares cerrados, que propician el contagio del virus en esos casos: en los centros cívicos, culturales, deportivos, espectáculos y aún más en los centros de trabajo, que son mucho más que cualquier otro y que deben cumplir más las normas sanitarias de emergencia sea nacional o internacional.
Por eso resulta inhumano e increíble que la iniciativa privada anteponga sus intereses económicos de ganancias a los colectivos, sus intereses mezquinos antepuestos a la salud y vida de sus propios trabajadores. Peor aún, en el caso de los patrones con el outsourcing, promovido por ellos para abaratar el trabajo, que degrada a los seres humanos. Aquí se expresa con claridad la conciencia patronal descarnada: como “las aguas heladas del cálculo egoísta”.
La supremacía de la realidad ubica mejor los derechos humanos que una simple interpretación de la legislación.
Peor aún es que a la patronal, en el caso del outsourcing, la apoyen los senadores que se hacen pasar como representantes del pueblo, como Ricardo Monreal y otros, que en los asuntos del Senado se inclinan por los empresarios y en contra de los derechos de los trabajadores.
Debe quedar claro a todos que estamos en un caso de emergencia para todo el mundo y nuestro país, nada se puede anteponer a la pandemia del Covid-19, mientras dure. Por ello no se puede dudar de que debe prevalecer el Estado de Derecho Social, hoy más que nunca, pues se trata de las mayorías, por las que debe surgir la solidaridad nacional, no con meras declaraciones y limosnas patronales, sino con verdaderos actos y posturas firmes como los prevé el artículo 3 de la Constitución. Esa solidaridad cotidiana entre los mismos trabajadores, que surge de reconocerse como seres iguales, no como clases sociales.
En el “mañanero” del 27 de marzo AMLO fijó su postura, que por sobre todo primero estaba la emergencia del Covid-19, luego habló del outsourcing y su debate en el Senado, afirmando que se pasaba para después, y que era un problema a combatir, pero no todo, sino solo los abusos que de él hacen los patrones. Reconociendo el papel digno del senador Napoleón Gómez Urrutia, en la defensa de la postura a favor de los trabajadores.
Sin embargo, varias posturas en Morena, el Senado y diputados se inclinan por los empresarios. En el propio gobierno y en el círculo más cercano a AMLO, como la secretaria de Trabajo, ven como iguales en derechos a patrones y trabajadores, abusando de la debilidad actual que dejaron los anteriores 6 sexenios en los sindicatos, ante la poderosa organización patronal, producto de 36 años neoliberales.
Tendrán que volver los trabajadores a las luchas callejeras, como antes y siempre lo han hecho, para ser escuchados y a hacer valer su fuerza mayoritaria en la sociedad y su solidaridad de clase.
*Abogado miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos y la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas.
LA PERRADA ES SOLO PERRADA. ! CADA QUIEN SU CULO ¡ .- Es la traducción popular de los mensajes pomposos de los equipos de AMLO .
Recomiendo la lectura de los mensajes de Lyndon Larouche ex Director de la CIA referente a la secta politico economica llamada «LOS HIJOS DE SATANAS» en donde se narra desde 1999 lo que esta pasando hoy con respecto a la posible guerra bacteriológica provocada por esa secta satanica y la complicidad de la clase política. En google se pueden leer algunos mensajes de denuncia de este gran magnate de la industria farmacéutica.