#Psicología DIME QUÉ PUBLICAS EN TU RED SOCIAL Y TE DIRÉ QUIÉN ERES.

Por: Paula Abascal

Sabías que las personas inestables publican en redes sociales con más frecuencia y son más propensos a compartir sus sentimientos en Facebook? Esto no lo decimos nosotros, sino un estudio de la Universidad de Miami que reveló que estas personas tienden a expresar más abiertamente sus sentimientos en redes sociales que en su vida “offline” porque dependen de la respuesta de los demás para regular sus emociones.

Estas conclusiones se desprenden del estudio “Terapia de Facebook: ¿por qué la gente comparte contenidos propios relevantes online?“, llevado a cabo por Eva Buechel, de la Universidad de Miami, y Jonah Berger, profesor adjunto de marketing de la Universidad de Pensilvania.

Otros estudios ya habían concluido que se podía predecir con bastante exactitud rasgos de la personalidad, tendencias religiosas, de consumo, y políticas través de lo que publicamos en las redes sociales. Un estudio de la Universidad de Cambridge creó un modelo en el que analizando los “likes” de 58.000 usuarios, lograron determinar con un 85 % de precisión las tendencias políticas, y con un 82 % de éxito las religiosas.

Pero independientemente de nuestra salud mental, a todos se nos ha ido la pinza alguna vez en Facebook. ¿Quién no ha dedicado los post del muro de su Facebook a un amor ingrato durante meses días ? ¿Quién no ha creado álbumes infinitos de vacaciones en las que sólo se le ve morenísimo y sonriendo? Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra foto.

No obstante, hay gente que, para nuestro sufrimiento, vive en ese estado de enajenación-no-transitoria. Y no hay más que observar lo que publican nuestros contactos de Facebook para sacar unos cuantos personajes arquetípicos que ya son un clásico en esta red social. Aquí van algunos de los más comunes:

– El gastrónomo frustrado. No come absolutamente nada sin fotografiarlo. Miento, las latas de fabada Litoral y/o las pizzas Casa Tarradellas se las come en secreto, no forman parte de su repertorio fotográfico. Sus padres le miran como si estuviera loco cada vez que se le enfrían las lentejas en el plato.

–Los que viven de indirectas. ¿Te pasa que ves publicaciones de algún contacto que se la pasa «evidenciando» lo malas que son otras personas? Este tipo de gente no se cansa de publicar algo en contra de algún colega, rival, ex, o alguien simplemente ‘indeseable’, esto, lo único que demuestra es una enorme frustración, envidia y baja autoestima y demuestra infelicidad.

 – La loca de los selfies. ¿Hay que dar alguna explicación más? Te conoces su cara mejor que la tuya. Cuando no come sus cinco raciones de fruta y verdura diaria te preocupas, porque se le ve la cara mustiamentira cochina! Ella SIEMPRE sale bien y en el fondo estamos todos ansiosos por conocer sus trucos de belleza.

– El que documenta su vida. Llegas a preocuparte por cómo va la artrosis de su abuela, y si un día no publica piensas en llamar a sus padres porque fijo que le ha pasado algo.

– El activista de copia-pega. Se apunta a todas las causas pero no tiene ni idea de ninguna. Su muro es una orgía de publicaciones compartidas.

– Los melosos. No sabes muy bien quién es quién en la pareja porque ambos tienen la misma foto de perfil, en la que salen juntos dándose un beso cursi. Son los típicos que o se divorcian al año de estar casados (quedándose sin material para nutrir su muro de Facebook) o se fusionan en un solo ser de cuatro brazos y dos cabezas.

– El/la fiestas. Todos conocemos a uno de ellos: es ese ser nocturno que ni trabaja, ni tiene familia, ni obligaciones ni ná. Vive por y para la fiesta. Llegas a pensar que su mirada estrábica y su camiseta manchada de gintonic es su estado natural. Lo peor es que puede que lo sea.

– El runner porculero. En serio, BASTA. Está la gente que corre (todo perfecto) y luego está la subespecie runner, que documenta cada minuto de su carrera para hacerte sentir mal porque tú estás dándole al Dorito en tu sofá, sube fotos vestido con ropa flúor de Nike y se suicida si se le olvida el móvil en una de sus carreras. Porque si no documentas tu recorrido diario eres un looser, eso es así.

– El poeta insomne. Lo reconocerás por las profundas frases de Oscar Wilde, Mark Twain y Shakespeare que publica a altas horas de la madrugada. A todos nos dan ataques creativo-psicótico-depresivos a las dos de la mañana con tres o cuatro copas de vino encima, ¿no?

– El loco de los gatos. Aparte de conocerte la vida de sus mascotas casi mejor que la tuya, no para de taladrar con fotos de perros perdidos, violados o abandonados. La intención es buena pero a ti te hace ser un infeliz por no tener una protectora en tu piso. Kleenex debería patrocinar su muro de Facebook.

– El nómada. Oh si, todos desearíamos ser él o ella. Cada escapadita, ya sea a las islas Bikini o al balneario que queda al lado de casa, es buena excusa para taladrarnos a todos con fotos de aguas turquesas, piñas coladas o los típicos paseos en jeep por la selva que se hacen un lunes cualquiera. Los demás nos preguntamos si trafica con armas para pagarse todos esos viajes. Si os entra el ataque de envidia aguda, no tenéis más que imaginároslo cuando no encuentra WIFI en el extranjero: modo desesperado ON, vaya. Funciona.

– El desconocido. Es esa chica de tu curso de inglés de hace 10 años con la que no has vuelto a hablar jamás. O el amigo de un amigo de tu prima segunda, que te cayó genial esa noche que saliste de fiesta pero que nunca más has vuelto a ver. O, en casos extremos, esa persona a la que agregaste por error. Sea como fuere, la cuestión es que cada vez que aparece en tu feed te tiras unos diez minutos de media pensando de dónde habrá salido.

Seguro que según has ido leyendo se te han ocurrido unos cuantos más: la caza concursos, el adicto al demoníaco Candy Crush ,el ligón acosador, el hiperexitoso…¿Te identificas con alguno de ellos? Y lo más importante…¿te has echado unas risas al reconocerte –a tí mismo o al vecino- en estas descripciones? Esperamos que sí.