Por: Eber Sosa Beltrán
Psicólogo con maestría en Psicoterapia Clínica
Activista social interesado en el género, el medio ambiente y los derechos humanos.
Las noticias que en los últimos meses han sido extensamente difundidas en torno a la pandemia de coronavirus así como las medidas de contingencia sanitaria que han sido necesarias implementar para prevenir posibles infecciones del COVID-19 en la población pueden generar un impacto significativo en la salud mental.
Es por esta razón que el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente a través de una serie de comunicados ha tenido el interés de brindar información útil que permita tener en cuenta medidas que posibiliten un buen manejo de las repercusiones psicológicas que pueden presentarse ante este problema de salud pública.
Primeramente es importante tener presente que la información oficial que se difunde a través de las instituciones de salud permite sobrellevar un estado de evidente incertidumbre que puede en algunas personas generar dificultades para el manejo adecuado del estrés, generando posibles estados de ansiedad que se exacerban a través de una activación constante de pensamientos catastróficos. También es posible experimentar mayor cansancio físico, sentimientos de desesperanza o irritabilidad. Tales afectaciones pueden derivar en problemas mentales más delicados que eventualmente requerirán atención profesional. Sin embargo el ser conscientes de ello nos permite también desarrollar habilidades que pueden ayudarnos a un mejor ajuste emocional.
Por ejemplo es necesario limitar el tiempo que utilizamos para estar informados a 1 o 2 horas al día. Es importante que tengamos un balance de historias donde también seamos testigos de los esfuerzos, actos heroicos y de solidaridad que tienen las personas, hacia quienes se enfrentan a la adversidad.
Ver también que somos capaces de desarrollar otras posibilidades que nos ayuden en nuestra concentración y en nuestra rutina diaria y en el caso de quienes nos encontremos en aislamiento voluntario nos mantenga atentos a necesidades psicológicas fundamentales relacionadas con la seguridad, la confianza, el contacto, la libertad para expresar el afecto, la competencia y la autonomía, la espontaneidad y el juego, los límites adecuados y el autocontrol.