Por: Manuel De la Torre Rivera
La contaminación del aire en el Bajío, que tradicionalmente se hace más crítica en los meses fríos del año por las inversiones térmicas que esto provoca, en este año se ha visto agravada por la puesta en operación de las plantas termoeléctricas de PEMEX y de la CFE en Salamanca, que consumen combustóleo con alto contenido de azufre, lo que provocó que se elevaran los contenidos de SO2 en el aire y los impactos en la salud de los pobladores de esta región. Esta situación de emergencia tuvo su origen en la falla de los proveedores de gas natural para las plantas de ciclo combinado en el sur de los Estados Unidos de Norteamérica, que a continuación se describe:
“Las bajas temperaturas que predominan en el sur de Estados Unidos provocaron el cierre de las refinerías de Texas y la congelación de gasoductos, lo que a su vez llevó a la escasez y al incremento descontrolado (hasta de 5 mil por ciento) en los precios del gas natural. Tal situación se tradujo en extendidos apagones en diversas entidades estadunidenses y en varias regiones del norte de México, toda vez que las centrales de ciclo combinado –que generan electricidad con turbinas alimentadas por gas natural– se quedaron sin combustible.
“La emergencia referida es una clara consecuencia del modelo de generación eléctrica impuesto en el país por los gobiernos neoliberales, desde el de Carlos Salinas hasta el de Enrique Peña Nieto, consistente en privilegiar la generación eléctrica con plantas de ciclo combinado dentro de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), abandonar las centrales hidroeléctricas y auspiciar la producción y venta de electricidad –por compañías privadas con o sin energías limpias– en condiciones inequívocamente desventajosas para la empresa productiva del Estado.” (Editorial La Jornada 16/02/2021).
Ante la caída en las actividades de exploración y extracción petrolera de México en las administraciones anteriores, las importaciones de gas natural representan hasta siete de cada 10 metros cúbicos que se consumen en el país, (70%), principalmente por los sectores eléctrico, petrolero, industrial, residencial, servicios y autotransporte, revelan estadísticas oficiales.
Durante los últimos 30 años hubo un desmantelamiento de la industria petrolera nacional, lo que conllevó a una caída significativa en la producción crudo y en las reservas de gas natural. La producción de gas natural en promedio alcanzaban en 2010 los 6 mil 337 millones de pies cúbicos, en tanto se importaban sólo mil 459 millones de pies cúbicos diarios.
Soberanía energética – Fisgón
Los gobiernos neoliberales optaron por el negocio de comprar gas natural en lugar de invertir en infraestructura para producirlo en los campos de gas de Coahuila, dejando al país con profunda dependencia del gas importado, por eso ante la emergencia no le quedó otra al gobierno que arrancar las plantas termoeléctricas a base de combustóleo para mantener operando industrias, bancos, hospitales y comunidades, entre otros servicios básicos.
Esta situación deja más que evidente por qué las industrias petrolera y eléctrica, son de carácter estratégico para el país, en contraposición del pensar de la iniciativa privada.
Salamanca, Gto. 27 de febrero del 2021.