
Este 24 de junio se conmemora en todo el país el Día del Paramédico, una fecha para honrar y reconocer la labor incansable de quienes, muchas veces sin esperar aplausos ni reconocimiento, entregan cuerpo y alma para salvar vidas en momentos críticos, emergencias y desastres.
Los paramédicos son los primeros en llegar cuando ocurre un accidente, un incendio, una crisis médica o un desastre natural. Su trabajo es vital, pues en esos primeros minutos de atención se define muchas veces el destino entre la vida y la muerte. Con orgullo, visten un uniforme que representa compromiso, valentía y una entrega total al servicio de los demás.
Esmeralda, Noreyma y Ana Karen llevan poco tiempo dentro de la institución, pero su vocación es clara, su mayor motivación es ayudar a la ciudadanía, tender una mano cuando más se necesita, y mantenerse firmes en su propósito de servir.
Para Jaciel, ser parte de la Cruz Roja Mexicana es mucho más que un trabajo, es una forma de vida. Recuerda uno de los momentos más impactantes de su carrera como paramédico, y aunque reconoce que no es una labor fácil, también asegura que no hay mayor recompensa que poder brindar ayuda en situaciones tan delicadas.
Edgar ha dedicado cerca de 25 años a esta noble labor. Dice que no solo fue la curiosidad lo que lo llevó a convertirse en paramédico, sino también el deseo profundo de ayudar a los demás. A lo largo de su trayectoria, ha presenciado incontables historias de dolor, esperanza y humanidad.
Él mismo resalta algo que muchas veces pasa desapercibido, el sacrificio personal que implica esta vocación. En muchas ocasiones, deben dejar a sus propias familias y amigos para poder atender a quienes más lo necesitan.
Durante esta jornada, instituciones de salud, cuerpos de emergencia, la Cruz Roja Mexicana y diversas corporaciones de auxilio realizaron actos conmemorativos para rendir homenaje a estos héroes y heroínas anónimos que dedican su vida a cuidar la de los demás.
Cabe destacar que la delegación de Salamanca cuenta actualmente con 80 voluntarios activos en el área de atención a emergencias, además de dos generaciones más en formación, preparándose para continuar con esta invaluable misión.
Hoy no solo celebramos, sino que reconocemos el sacrificio, la vocación, la empatía y el amor al prójimo de mujeres y hombres que, sin importar la hora ni el lugar, recorren calles, carreteras y comunidades llevando atención médica, consuelo y esperanza en los momentos más difíciles.