
Este lunes se reportaron eventos volcánicos significativos en dos puntos del planeta. Primero, el volcán Etna, ubicado en la isla italiana de Sicilia, entró en erupción, generando una densa columna de ceniza que afectó el tráfico aéreo y obligó al cierre temporal del aeropuerto de Catania. Horas más tarde, durante la madrugada en México, el volcán Popocatépetl presentó una serie de explosiones y exhalaciones moderadas, con emisión de ceniza y material incandescente.
Ambos volcanes son considerados de los más activos del mundo y cuentan con monitoreo permanente por parte de autoridades científicas. En el caso del Etna, la erupción fue registrada por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, mientras que el Popocatépetl es vigilado en tiempo real por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), que mantiene el semáforo de alerta en Amarillo Fase 2.
Las emisiones del Popocatépetl fueron visibles desde varias comunidades cercanas, y los sistemas de Protección Civil emitieron recomendaciones para evitar exposición a la ceniza y mantenerse informados a través de canales oficiales.
Aunque estos eventos ocurrieron en distintos continentes, ambos reflejan la intensa actividad que persiste en los sistemas volcánicos del mundo. Tanto en Sicilia como en el centro de México, las poblaciones viven bajo la vigilancia constante de sus respectivos colosos, cuyo comportamiento puede cambiar de forma repentina.
En México, autoridades recordaron a la población que se mantiene activa la zona de exclusión de 12 kilómetros alrededor del cráter y pidieron no realizar ascensos, ya que los fragmentos incandescentes pueden alcanzar distancias considerables. En Italia, se continúa evaluando el impacto en vuelos y en la salud de quienes habitan zonas cercanas al Etna.