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ETERNA JORNADA

El SNTE, maestros del engaño Por: Altagracia Mosqueda Liceaga   El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se funda en 1943 con el respaldo de la Confederación...

El SNTE, maestros del engaño

Por: Altagracia Mosqueda Liceaga

 

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se funda en 1943 con el respaldo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), años antes la lucha obrera y magisterial por exigir mejores condiciones de trabajo se enfrentaban a la represión del Estado; cualquier trabajador que hablara mal de sus condiciones laborales, que quisiera organizar a sus compañeros, que discrepara con la administración gubernamental de cualquier nivel era brutalmente reprimido (las condiciones no han cambiado mucho desde entonces).

En ese estira y afloja, surgieron varios intentos de organización de los trabajadores de la educación: Confederación Mexicana de Maestros, Liga de Trabajadores de la Enseñanza, Federación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, Frente Único Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, Sindicato de los Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana y otros grupos más, algunos peleaban el botín y otros verdaderamente querían el bienestar de los trabajadores; finalmente la CTM, apéndice del Partido Revolucionario Institucional, le da el empujoncito para la consolidación del SNTE.

El SNTE es el sindicato más grande del país, por la cantidad de agremiados que lo conforman (1, 673, 623 miembros), de ahí que el botín no sólo sea económico (aunque mensualmente recibe millones de pesos), su influencia política incide en las decisiones de puestos de elección municipal, estatal y nacional, en la aprobación de reformas estructurales, programas educativos, difusión de la ideología neoliberal, manipulación y alienación de sus agremiados a través de la corrupción, complicidad, robo y un largo etcétera.

El SNTE, como buen aliado de quien lo protege, apoyó en su totalidad a la Reforma Educativa de Peña Nieto; referente a la aplicación del examen de permanencia, amenazó a los maestros que se resistieron, intimidó a aquellos que dudaban y aseguró que los buenos docentes presentarían el examen. El propio SNTE dividió a sus miembros en BUENOS Y MALOS maestros, por supuesto que los malos fueron los que se resistían a tan nefasta reforma.

Los malos maestros según el SNTE se encontraban en las calles, haciendo marchas, mítines, plantones exigiendo sus derechos laborales y defendiendo su trabajo, defendiendo el derecho de los niños y de los padres de familia a una educación pública, laica, gratuita y obligatoria como lo marcaba el artículo 3º. Constitucional.

Los buenos maestros, según el SNTE, estaban en sus aulas “apechugando” todo abuso ilegal, declinando todos los derechos adquiridos a lo largo del tiempo y entregando la educación pública a organismos nacionales (Mexicanos Primero) e Internacionales (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Fondo Monetario Internacional), con tal de no ser señalados por los dirigentes sindicales y después les fuera negado algún trámite laboral.

Esos malos maestros que se organizan con la sociedad, que tienen la aprobación de sus padres de familia para defender los derechos de los pueblos, los que ponen la cara y se exponen a la represión, los que se defienden legalmente y a puño cerrado, esos malos maestros que denuncian la mafia sindicalista, esos malos maestros que tienen propuesta educativa adecuada al contexto y las necesidades de las comunidades que atienden, esos malos maestros que no fueron escuchados por el gobierno federal, que se ampararon como lo marca la ley  y que de manera tramposa les fueron negados sus amparos; muchos de esos malos maestros fueron cesados, separados de sus aulas por no presentar la evaluación de permanencia y, en lugar de rendirse, continuaron su lucha con la premisa: ¡¡¡si tocan a uno tocan a todos!!!

Esos malos maestros, aglutinados en la CNTE, han dado la batalla que beneficia a todos, incluso a los fieles seguidores de los líderes del SNTE; una y otra vez, y otra, y otra …, salieron a las calles a denunciar los nefastos efectos de la Reforma Educativa no solo afectando las condiciones laborales del profesorado; se denunció la falta de un programa educativo formal, la intención de privatizar la educación pública, el abandono de los pueblos indígenas, la pobreza de los pueblos, la precariedad de las escuelas, etc.

A la llegada de AMLO a la presidencia, el diálogo con la CNTE se ha abierto, las voces están siendo escuchadas, las propuestas están siendo analizadas y saben que los cambios deben estar a favor del pueblo; esperemos que aquí no aparezca la compra de conciencias, que los objetivos de lucha se mantengan firmes (los muertos y desaparecidos han sido muchos como para olvidarlos), sin embargo, el SNTE como buen oportunista quiere colgarse las medallas ajenas, ahora que están reinstalando a los maestros que fueron cesados quiere reivindicarse con sus agremiados haciéndoles creer que el SNTE está del lado del trabajador, cándidos aquellos que aún les creen.

La CNTE ha logrado hasta el momento la reinstalación de 360 docentes cesados por negarse a presentar el examen de permanencia, faltan más, se logrará, no se quita el dedo del renglón.

El SNTE desde su fundación ha dejado de lado su origen de lucha laboral para surgir como operador del gobierno; ahora, como cómplice del neoliberalismo, se ha distinguido por prestarse al mejor postor por sus prácticas “charras”, corruptas; en pocas palabras, ha prostituido el objetivo de un sindicato: la defensa genuina de los derechos laborales de sus agremiados.

Los trabajadores de la educación tienen la palabra.

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