(Zona Franca).– Entre las víctimas de la violencia homicida que ha inundado Guanajuato están los menores de edad. Al margen de los ataques armados entre grupos criminales, son los niños y jóvenes los que destacan entre las estadísticas oficiales, como una constante dentro de los impactos de la incidencia delictiva.
Las cifras de la Fiscalía General del Estado registran a 164 víctimas, no mayores de 18 años, que han sido asesinadas en un año y medio. Prácticamente, el promedio establece que cada tres días un infante es ultimado.
LAS CIFRAS DEL HORROR
De acuerdo con la estadística que entregó la Fiscalía General del Estado, en una solicitud de información pública, en 2018 se registraron 100 asesinatos de menores en Guanajuato. A estos se suman los 64 que se registraron en el primer semestre de 2019.
De esa totalidad, 153 hechos se cometieron con arma de fuego en un lapso de año y medio, y apenas 11 fueron con arma blanca.
Pero a estas víctimas habría que sumar las que fueron lesionadas. Se trata de 310 menores lesionados de forma dolosa en 2018, mientras que en los primeros seis meses de 2019, la cifra se ubicó en 170 infantes.
De los 46 municipios de Guanajuato, Irapuato es el que sostiene el primer lugar en los asesinatos perpetrados contra menores de edad, durante el 2018 y el primer semestre de 2019.
JUAN CARLOS TENÍA 11 AÑOS
Juan Carlos tenía 11 años y cursaba el sexto año de primaria. El martes 19 de febrero en la noche acompañó a su abuela María Teresita a un rosario, ese día, una bala perdida le quitó la vida.
Sujetos armados bajaron de un vehículo y rafaguearon una casa en la calle Honorio III, esquina con Conventuales, en la colonia San Francisco de Asís. En el lugar, familiares y amigos rezaban el último rosario a Eduardo, quien había fallecido a tiros unos días antes el 7 de febrero.
Las balas hirieron a dos niños y dos mujeres. Del hecho, fallecieron Juan Carlos de 11 años y María Dolores de 30 años, hospitalizaron a Milagros de 7 años y a María de 24 años.
Después de la muerte de Juan Carlos, todo cambio en su familia. Su mamá no supera su partida.
María Teresita, abuela del niño, recuerda que esa noche acudió a apoyar a la familia a dar el rosario y su nieto la acompañó. Ella durante varios años fue asistente en la Legión de María y dio clases de catequesis.
“Ellos me invitaron para que fuera a rezarle un rosario a su hijo, no iba a ir porque tenía los restos de mi suegro, y teníamos que llevarlos al panteón, pero se me hizo feo, decirles que no. Yo tenía a un lado del velorio al niño cuando todo paso”.
“Se oyeron los disparos, pensé que eran globos para despedir al muchacho (Eduardo), pero cuando me percate que eran balazos, nos echamos al piso, estabamos cerca de la puerta, mi niño se quedó a un lado de mí, todo paso tan rápido”.
La partida de su nieto, dijo que ha sido muy fuerte para ella y su familia, “no lo superamos”. A raíz del hecho, la señora Teresita comentó que no deja a sus otros nietos salir a jugar a la calle. Incluso, expresó que siente culpa del hecho.
“No se imagina ha sido muy duro para mi familia. Yo me siento tan culpable, aunque me han dicho que no me sienta así, es lo que siento y pienso porque esa bala no me tocó a mí”.
“Mi nuera está muy mal y ha caído en depresión, no lo supera. A sus otros hijos no los deja salir ni a la calle a jugar. Todo en la familia cambió. Mi nuera tiene una depresión muy fuerte, no sabemos qué hacer para que tenga pronta resignación. Es un hecho muy fuerte que no se lo deseo a nadie, y no quisiera recordarlo”.
Por su parte, Jesús López Rodríguez contó que habían terminado el rosario para recordar a su hijo Eduardo. Los hechos ocurrieron después de las 10:00 de la noche.
“Pasó un auto tirando balazos, mataron a mi hija Lola que estaba ahí sentada y un niño, ahí lo mataron. Era un niño güerito, bien parecido y con ojos verdes. El lugar estaba muy lleno”.
Recuerda que él se enojó. “Yo me sentí muy mal, como un loco al ver eso. Yo no la hago ni de pleito, yo de mi trabajo a mi casa, y yo me conozco a muchas personas”.
Familiares y amigos recuerdan a Juan en redes sociales. Lamentan su perdida. Foto: Zona Franca
EL CASO DE LA BARBERÍA
Han pasado seis meses. A tan solo unas cuadras de donde estaba la barbería, se ubica la casa de “Teté” en la calle Velázquez de León. Hijo de comerciantes, también era conocido como el “Güero”.
En la colonia poco se quiere hablar del hecho. Uno de los vecinos que se animó a hablar dijo que “Teté”, era un chavo tranquilo y de una familia de comerciantes que trabaja en ocasiones con ellos.
“Yo lo vi desde niño, le decíamos el güero, se veía como un chavo muy tranquilo. Saludaba a todos y no se veía conflictivo”.
El fraccionamiento Hidalgo y la colonia El Retiro tiene varios años que tiene fama ‘de dar miedo’. Las patrullas poco se ven en la zona.
“En ocasiones sabemos que aparece un cuerpo por ahí, luego por allá. Se ha convertido en una zona insegura. Pero en la calle Velázquez de León no es así, generalmente es tranquila. En un tiempo los domingos se robaban las baterías de los autos, pero ahora está tranquila”, dijo uno de los colonos que omitió su nombre.
Con información e imagen de Zona Franca