Remplazos
Por: Alberto De la Torre Gleason
Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas. Se pretende legitimar así el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los residuos de semejante consumo.
Papa Francisco – Encíclica Laudato Si’
Es común escuchar en estos tiempos las frases siguientes:
¡Si no sirve tírala!, ¡Cómprate otra al fin que están baratas!, ¡Sale más barato comprarte otra que arreglarla!, ¡Cómprate otra, ésta ya está obsoleta!, ¡Con dinero compras lo que quieras!, ¡Todo se arregla con dinero!, ¡Tienes que estar a la moda!, ¿Qué modelo es tu automóvil?, ¡Si no te complace, mándala a volar!, ¡Son de úsese y tírese!, ¡Lleven desechables porque, qué flojera lavar!, etc.
En fin, una serie de expresiones “modernas” alusivas a la “vida fácil” y a la “comodidad” que nos engañan con un espejismo para hacernos creer que cualquier cosa o situación se pueden remplazar.
Sin embrago al ir escalando de simples bienes materiales a otros superiores, la situación se vuelve más compleja y nos va poniendo limitantes, por ejemplo, ya existe el conocimiento y tecnología para realizar el remplazo de órganos (corazón, hígado, riñones, córneas, prótesis, etc.), sin embargo, es una posibilidad que no está al alcance de las mayorías, amen de un mercado negro macabro de tráfico de órganos que, en el caso de una víctima, la pregunta que nos debemos plantear es: ¿Cómo remplazas un órgano o una vida perdida?
Ahora, subiendo al siguiente nivel, ¿Cómo remplazamos la pérdida de una especie animal o vegetal?, ya no estamos hablando de individuos, sino de toda una comunidad, que cumple su función natural en la cadena trófica, en los ecosistemas terrestres y su pérdida traerá desequilibrios al medioambiente.
La acción del hombre sobre la naturaleza en los últimos 150 años, ha sido destructora, al grado de poner en riesgo la vida en el planeta Tierra, el Cambio Climático es un ejemplo.
En enero de este año 2020 la NASA anunció que encontró un planeta del tamaño de la Tierra a una distancia intermedia de su estrella, lo que permitiría la presencia de agua líquida, lo llamaron el planeta «TOI 700 d», y dicen los científicos que está “relativamente cerca” de la Tierra, a solo 100 años luz, ¿Seremos tan torpes y soberbios para pensar que podemos remplazar a nuestro planeta Tierra? Quizá se pueda en un futuro, por cierto, no muy cercano.
La realidad nos obliga a ver hacia el interior, el planeta Tierra es nuestra casa común y única (por muy buen tiempo todavía), no hay remplazos alcanzables y por nuestro propio bien, debemos empezar a ponernos de acuerdo para rescatarnos a nosotros mismos, empezando por nuestra sociedad occidental moderna carente de valores que nos llevó a la encrucijada actual; para lo anterior, el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si’ presenta una alternativa lógica para atender el problema:
A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales: «Las exigencias de esta tarea van a ser tan enormes, que no hay forma de satisfacerlas con las posibilidades de la iniciativa individual y de la unión de particulares formados en el individualismo. Se requerirán una reunión de fuerzas y una unidad de realización».
En resumen, lo que se requiere es la participación de toda la comunidad con un proyecto compartido.
Salamanca, Gto.; 01 de marzo del 2020.