Por: Manuel De la Torre Rivera
Mineros de Lázaro Cárdenas 2018
Existen múltiples evidencias de que los derechos laborales de los trabajadores mexicanos fueron frecuentemente violentados durante casi cuatro décadas del largo periodo de gobiernos neoliberales, la más evidente es la inmoral forma de contratación conocida como Outsourcing, íntimamente vinculada a la ausencia de ejercicio democrático para la elección de los representantes sindicales con la creación de sindicatos blancos o francamente a la medida del sector empresarial.
Esto también se manifestó en la ausencia del supremo ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores ante la colusión de los sectores empresarial, autoridades laborales y los órganos de impartición de justicia, con lo que prácticamente se cancelaban los derechos laborales que estaban escritos, que fueron producto de luchas populares del periodo revolucionario y de la etapa cardenista, que se convirtieron en letra muerta. Este abuso autoritario del derecho fue tipificado por el Tribunal Permanente de los Pueblos, acusando enérgicamente al Estado Mexicano de Desviación del Poder.
Es importante reconocer que este avance antidemocrático se dio con la cobertura de un poderoso cuerpo represivo policiaco militar ejercido bajo corruptelas de mandos superiores, pero también se debe reconocer la existencia de un repliegue en la lucha de clases favorecido por el férreo control ideológico de los medios de información al servicio de la clase dominante, la corrupción de los sindicatos y la pérdida de conciencia de la clase trabajadora.
A esta conciencia de la clase trabajadora voy a referir los párrafos que siguen, porque de ella depende la capacidad de luchar contra las acciones de la clase dominante en su permanente búsqueda de sometimiento y control de los trabajadores y de los recursos naturales dentro de un sistema socioeconómico explotador irracional, entre ellos, la mano de obra. En una sociedad de clases, la conciencia de clase de los trabajadores es reconocerse como parte de una contradicción en lucha que demanda para su sobrevivencia de la unidad en defensa de sus intereses fundamentales.
¿Por qué es necesaria la unidad de la clase trabajadora?
Porque en esa lucha de clases, de un lado está el poder económico, que en ésta etapa es de la burguesía nacional e internacional, constituyendo el poderoso capital monopólico trasnacional que muchas veces es más poderoso que el producto interno bruto de algunas de las naciones más desarrolladas y que puede influir decisivamente en la imposición antidemocrática de jefes de estado o corromperlos. Ya tenemos tristes experiencias de ello. Del otro lado, sólo la unidad puede forjar una fuerza capaz de oponerse al dominio absoluto del capital y hoy esa unidad de clase no sólo debe ser nacional sino también internacional.
Si bien hay que aceptar la existencia de sectores de la clase trabajadora que han sido ganados al control ideológico de la clase dominante, también hay que reconocer la tradición de lucha de importantes sectores de trabajadores mexicanos que son un ejemplo a seguir, tal es el caso del Sindicato Nacional de Mineros constituido en 1934 y que este año cumple 86 años y es producto de la fusión de 26 organizaciones regionales que durante muchos años habían intentado consolidarse en una agrupación nacional que hoy integra una fuerza real de más de 250 mil trabajadores de planta y eventuales dedicados a este sector básico e indispensable para la economía nacional.
Este importante sector de la clase trabajadora ha demostrado ser un gran instrumento de unidad y de fuerza para continuar la lucha en la reivindicación de los derechos y el bienestar de los trabajadores, no sólo de los mineros, sino de toda la clase trabajadora.
Salamanca, Gto., 02 de septiembre del 2020.