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B I Ó S F E R A Al reencuentro de la fraternidad

    Por: Alberto De la Torre Gleason                                          ...

 

 

Por: Alberto De la Torre Gleason

                                                                                                     

 

Hay una sola religión, el amor.

Hay un solo lenguaje, el del corazón.

Hay una sola raza, la humanidad.

Hay un solo Dios y está en todas partes.

 Facundo Cabral

 

El pasado 3 de octubre del 2020, el Papa Francisco dio a conocer la Carta Encíclica “Fratelli Tutti” (Todos hermanos) sobre la Fraternidad y la Amistad Social [1], presentando en esta un diagnóstico lógico y comprobable sobre las causas raíz que tienen al planeta (la casa común) en esta crisis civilizatoria (incluida la medioambiental).

Aborda temas como la falacia del sistema económico conocido como Neoliberalismo, el poder supranacional desequilibrado de las empresas trasnacionales, el consumismo, el individualismo, la rapacidad del sistema financiero internacional, la globalización y otros más; éstos como graves desintegradores de la gran comunidad planetaria.

            A continuación, tan solo dos párrafos como muestra de la Encíclica y tocante a lo descrito anteriormente:

  1. Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Ese cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido. Frecuentemente las voces que se levantan para la defensa del medio ambiente son acalladas o ridiculizadas, disfrazando de racionalidad lo que son sólo intereses particulares. En esta cultura que estamos gestando, vacía, inmediatista y sin un proyecto común, «es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones».

 

  1. El desarrollo no debe orientarse a la acumulación creciente de unos pocos, sino que tiene que asegurar «los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las Naciones y de los pueblos». El derecho de algunos a la libertad de empresa o de mercado no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, ni de la dignidad de los pobres, ni tampoco del respeto al medio ambiente, puesto que «quien se apropia algo es sólo para administrarlo en bien de todos».

Es urgente entender que cualquier desorden, desequilibrio, daño o perjuicio a un semejante y a la naturaleza misma en cualquiera de sus representaciones, es un daño directo a nosotros mismos; en el momento que seamos conscientes de lo anterior, se gestará un cambio verdadero.

La Encíclica es un buen material de estudio y reflexión para iniciar diálogos a nivel familiar y comunitario, para que, al reencontrarnos con nosotros mismos, a través de todos los seres humanos y demás seres vivientes, nos convenzamos que somos un todo, un “nosotros”, y así trabajar en la reconstrucción que necesitamos.

Salamanca, Gto., 11 de octubre del 2020.

[1] Consulta en Línea: http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html

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