En el Congreso se presentó un punto de acuerdo con el que busca exhortar a los cuarenta y seis ayuntamientos para que implementen las acciones puntuales y pertinentes en sus ámbitos de competencia para regular y, en su caso, sancionar a los ciudadanos poseedores de animales por no recoger de vías o lugares públicos, las heces fecales de un animal, así como tirar o abandonar dichos desechos fuera de los contenedores.
En la presentación se manifestó que entre las competencias de los ayuntamientos se encuentra la ejecución de todas las disposiciones relativas a la higiene urbana y la salubridad pública. En ese sentido, consideró que era impostergable la necesidad de que los municipios generen, a su criterio y consideración, acciones concretas para que se disminuya o en su caso se extinga el número incalculable de heces fecales que son abandonadas por personas que tienen bajo su responsabilidad un animal doméstico.
También se señaló que si bien toda persona tiene derecho a pasear o visitar un área de esparcimiento con sus mascotas muchas no prevén los utensilios para evitar dejar materia fecal a la intemperie, generando un daño a la salud de miles de ciudadanos que habitan la entidad.
“Es verdaderamente urgente que los propietarios o conductores de animales domésticos eviten que éste realice sus micciones y/o deposiciones de excrementos en la vía pública, veredas, zonas ajardinadas, zonas peatonales o de paso y espacios públicos destinados al paso y recreo de los ciudadanos, debiendo conducirles, en su caso al ligar que menos afecte a las personas”, dijo legisladora.
Se agregó que en todos los casos deben estar obligados a recoger los excrementos mediante bolsa u otros sistemas que estimen convenientes y que, posteriormente, sean depositados debidamente cerrados, en contenedores o llevarlos a sus domicilios para depositarlos en los espacios correspondientes a los residuos urbanos.
Finalmente se dijo que más allá de la buena cultura o de mejorar la imagen urbana de cada municipio se trataba de una cuestión de salud pública porque las heces fecales al secarse se pulverizaban y quedaban suspendidas en el ambiente, y por ende, eran aspiradas por la nariz y la boca de las personas generando varios riesgos de salud.
El punto de acuerdo fue turnado a la Comisión de Medio Ambiente para su dictaminación.