Cada año, el 3 de mayo se celebra el día de la Santa Cruz y a su vez, el Día del Albañil; esta coincidencia hace que exista una conexión inherente entre esta celebración religiosa y los constructores de sueños.

Hablar de la albañilería, es entender que en las manos de quien profesan esta noble labor, recaen los sueños de miles de personas que con anhelo construyen su patrimonio; la casa de sus sueños, su oficina ideal, el cuarto más bonito, la alberca soñada, la fuente anhelada y más.

Esta vocación suele pasarse de generación en generación y es uno de los trabajos más reconocidos por los mexicanos, al grado de que aquellos que emigran a los Estados Unidos, muchas veces, también se dedican a ello en el país vecino del norte.

Los albañiles son alegres y trabajadores; dejando todo en cada una de sus obras para darles una mejor vida a los suyos y este día en particular representa un momento de agradecimiento por el trabajo y sobre todo de echarse una cervecera para el calor, tal como lo expuso el maestro Pedro Solano.

Dentro de la tradición que conecta la albañilería con la Santa Cruz, por lo que colocan una cruz de diversos materiales, aunque normalmente de madera y adornada con flores, en las construcciones que aún se encuentran en obra negra; se cree que esto también se realiza para asegurar el éxito de los trabajos y proteger la integridad de los trabajadores.

En este día, los trabajadores asisten a una misa, muchos festejan desde sus trabajos en la construcción y compartiendo la comida y luego, por las noches, en diversos templos se realizan festejos con música y antojitos mexicanos.

Reconocemos y celebramos a los albañiles en su día, pero sobre todo, agradecemos su labor, GRACIAS por hacer posible la realización de nuestros sueños, de nuestro patrimonio; de hacer que cuatro paredes se conviertan en un hogar y por siempre realizar su trabajo con dedicación y alegría, aún pese a las inclemencias del clima o lo duro que pueda resultar su labor.  ¡MUCHAS FELICIDADES!