La corrupción como parte de nuestro ambiente
En la entrega del pasado domingo Alberto De la Torre comentó el enorme peso de la corrupción en el incumplimiento o violación de la normativa ambiental, haciendo referencia a la Manifestación de Impacto Ambiental, instrumento mediante el cual se prevén, evitan o mitigan los efectos adversos que sobre el medioambiente pudieren tener los proyectos o actividades generadas por los seres humanos.
La corrupción abarca más que la serie de componendas (para incumplir una ley, un reglamento o una norma) que se dan entre entidades privadas y públicas, o al interior de cada una de ellas para obtener algún beneficio; también destierra la ética y pone en duda el profesionalismo; y como lo que está en el centro del sistema es la ganancia, en pos de ésta y aplicando siempre la ley del menor esfuerzo, el cumplimiento con la normativa ambiental se sustituye por un trámite burocrático para la obtención de un permiso o autorización y realizar actividades sin considerar el cuidado del medioambiente en su más amplia acepción, como moderna patente de corso.
La visión parcial de lo que significa el medioambiente interactúa con la corrupción; es decir, promueve y a la vez es condicionada por el ambiente de corrupción imperante. Un ejemplo de ello es cuando a un suelo con alta vocación agrícola, por interés político se modifica su uso y se destina a otras actividades que dejen una ganancia monetaria a su propietario; en este caso la propiedad privada es factor que alienta la corrupción.
La práctica de considerar los instrumentos de la política ambiental (Manifiestos de Impacto Ambiental, Estudios de Riesgo Ambiental y Auditorías Ambientales, por citar algunos), como un mero trámite y por lo mismo llevarlos a su mínima expresión y virtual inoperancia, está cobrándonos una factura cuyo pago nos aleja cada vez más de un ambiente de paz, justicia, libertad, armonía y, en fin, de una vida digna; además de la explotación desmedida de la riqueza natural y humana con que aún cuenta nuestro país.
Por ello es necesario que la ciudadanía tome conciencia de la situación actual de nuestro país y de los factores que contribuyen a la reproducción de las condiciones que sustentan un estado de cosas que en estos momentos es punto menos que insostenible e insoportable para la inmensa mayoría del pueblo mexicano; esa toma de conciencia llevará a la necesidad de organizarnos de manera diferente, en comunidad e independiente de los poderes fácticos, lo que nos permitiría encontrar propuestas y alternativas para un cambio en favor de quienes conforman la mayoría en este país.
En la más reciente colaboración con esta columna, se citaron ejemplos de lo que sucede en materia ambiental en regiones muy cercanas a nosotros y, repitiendo, lo ambiental es todo lo que forma nuestro entorno, por tanto, los aspectos sociales, culturales, económicos y políticos deben ser parte integral de las consideraciones en esa materia.
Y cuando la corrupción irrumpe en la conformación del medioambiente, trastoca los valores que son sustento de una convivencia pacífica y una vida digna, razón más que suficiente para desterrarla, junto a otras lacras de este sistema de explotación, devastación y destrucción del planeta y de la vida.
