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B i ó s f e r a ( Kuxtal / Yolistli )

Por Manuel De la Torre Rivera

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El agua del estado de Guanajuato se está agotando a ritmos que ya afectan a amplios sectores del noreste del estado y las autoridades gubernamentales y ambientales de éste, guardan un “prudente silencio”, porque la noticia puede afectar sus ya complicadas previsiones electorales con vistas al 2018 y es que para ellos, es más importante alimentar la falsa ilusión de que todo está en orden y bajo control, tal como hace “lo propio” el gobierno federal ante la inminencia del proceso electoral y que sabiendo que es corresponsable con el Estado de la desastrosa situación que guarda la cuenca, también apoya con su “prudente silencio”, para dejar pasar el proceso electoral y después: ya veremos que se hace.

Esta irresponsable actitud de nuestros gobernantes, tiene su contraparte en la “apatía ciudadana” que parece un contrasentido, porque la categoría de ciudadanía se adquiere cuando el individuo es maduro políticamente, es decir cuando está en condiciones de comprometerse en la materia pública, como una responsabilidad irrenunciable del ejercicio de sus derechos. ¿Estoy diciendo entonces que los guanajuatenses hemos renunciado a nuestros derechos al agua y a una vida digna? – ¡De ninguna manera! Dado que esa apatía es una forma pasiva de protestar ante la falta de credibilidad en las autoridades que dicen representarnos y por tanto es una expresión de la pérdida absoluta de confianza en el sistema político vigente a nivel estatal y federal.

Estas afirmaciones que parecen surgidas de la imaginación del que esto escribe, cuentan con el respaldo de especialistas en la materia como Alberto J. Olvera en su artículo: Ciudadanía y participación ciudadana en Méxicoi donde dice: “…No es raro que la democracia haya perdido adeptos en México de una manera alarmante en los últimos años. El porcentaje de la población que dice estar satisfecho o muy satisfecho con el funcionamiento de la democracia en México ha caído de 41% en 2006 a 23% en 2013…” a esta situación hay que agregar el mayor deterioro en los últimos tres años.

Comenta más adelante el autor de la nota: “Este grave problema puede interpretarse como un déficit histórico de ciudadanía. En efecto, la precariedad estructural de la ciudadanía es una característica histórica de América Latina, y expresa una doble debilidad: por una parte de las instituciones del Estado, pues los derechos constituyen una garantía jurídica, un compromiso político del Estado hacia los ciudadanos, que para poderse hacer efectivo precisa de una institucionalidad operativa que garantice su efectivo goce y ejercicio. Si esta institucionalidad no existe o es deficiente, el derecho otorgado es simplemente discursivo y no efectivo”.

El texto de este último párrafo nos remite a que el déficit de ciudadanía del que nos habla renglones arriba es de hecho una manifestación del déficit en la impartición de justicia del gobierno, es decir es un problema eminentemente sociopolítico.

Es obvio que el déficit en las reservas del recurso hídrico en nuestro estado es un problema multifactorial en el que intervienen elementos técnicos, administrativos, económicos, ecológicos, culturales y sociales, con sectores que no reciben de manera equitativa el mismo beneficio u oportunidades con la explotación de la cuenca, por lo que, una vez más quedó demostrada la importancia del factor político, mismo que en entrevistas con algunos de los usuarios del recurso de la cuenca escuchamos opiniones como las siguientes:

* Los problemas ambientales actuales por los que atraviesa México deben ser analizados desde una perspectiva socio política e histórica. Así, en la década de los años noventa se hicieron transformaciones estructurales buscando la descentralización y la participación, poniendo énfasis especial en la incorporación de los usuarios en la gestión, elemento fundamental de política.

* Esto supuso la creación de los Consejos de Cuenca, organismos de coordinación entre instituciones gubernamentales y de concertación con representantes de los usuarios de cuenca, auxiliados por las Comisiones de Cuenca –cuyo ámbito de acción comúnmente es la subcuenca-, Los Comités de Cuenca, a nivel de microcuenca, y los Comités Técnicos de Aguas del Subsuelo o subterráneas (Cotasii), que desarrollan sus actividades en relación con el acuífero o grupo de acuíferos determinados.

* Se reconoce que la propuesta de Convenio de Concertación entre la CNAiii y los Cotas de Guanajuato, es una señal que apunta a una descentralización efectiva, pero que aún hay mucho camino por andar: Hay que debatir una nueva mirada sobre la gestión social del agua subterránea que mejore la democracia interna.

* La gestión del agua subterránea suele ser vertical y opaca, sin embargo, hay que reconocer la labor que los Cotas han desempeñado.

Con lo hasta aquí dicho queda claro que el problema del déficit de las reservas de agua en nuestro estado afecta a todos los usuarios del recurso y que atender responsablemente el déficit de ciudadanía que está afectando los resultados de la explotación de los acuíferos demanda trabajar para avanzar en la democracia de la vida pública del país y al interior de las estructuras responsables del manejo integral de la cuenca.

i Enrique Flores Cano, Hacia una nación de ciudadanos, p. 233, Fondo de Cultura Económica. 2014. ii Consejos Técnicos de Aguas. iii Comisión Nacional del Agua, actualmente CONAGUA.

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