EN LA BIBLIA NO SE PRECISA la fecha del nacimiento de Jesús. Según eruditos, basándose en situaciones históricas y climatológicas, el evento puede situarse entre los meses de Marzo y Octubre. La fecha adoptada por la Iglesia Católica fue impuesta por el emperador Constantino, para hacerla coincidir con la celebración romana en honor del “Sol Invicto.” Sin embargo, la exactitud del dato pasa a segundo plano, lo importante es que Cristo es, efectivamente, el vencedor sobre la muerte y el pecado. Él nos invita a la transformación, a que dejemos de ser los humanos egoístas y faltos de amor que solemos ser. Desafortunadamente, tanto individuos como iglesias han tergiversado el mensaje del “Hijo del Hombre”; lo han traicionado una y otra vez, haciendo de su ideal un pretexto para la ritualidad hueca y para el lucro. Asimismo, hemos –la mayoría- convertido a la Navidad en una festividad de francachelas y consumismo, muy alejados del niño del pesebre.
Hay personas que realmente conservan el espíritu navideño, que procuran pensar en el Maestro, hacer un recuento de sus fallas, llevar a cabo obras de caridad (en el sentido más profundo de la palabra) y que se proponen luchar por el cambio, por la “cristalización de la luz.” A este tipo de cristianos sería bueno imitar.
Por lo pronto, con sinceridad, me deseo y les deseo a todos los lectores de EL SALMANTINO ese tipo de logro para el año que viene Y una Feliz Navidad.