19/02/2017
Después de 25 años el PAN gobernando Guanajuato, se ha corrompido.
Fue en 1991 cuando producto de una “concertacesión”, el PAN llegó a la gubernatura del estado de Guanajuato con Carlos Medina Plascencia (interino) y desde ese entonces no han soltado el poder. Vicente Fox Quesada, Ramón Martín Huerta (interino), Juan Carlos Romero Hicks, Juan Manuel Oliva Ramírez, Héctor Germán René López Santillana (interino) y Miguel Márquez Márquez han ejercido el cargo y en éste cuarto de siglo sus banderas de lucha, sus usos y costumbres y los valores que tanto pregonaba Acción Nacional han cambiado mucho, al grado de que prácticas que antes criticaban, ahora las llevan a cabo con total descaro y sin pena. Odiaron tanto al PRI que terminaron peor que ellos.
Producto de estos 25 años, la división de poderes en el estado es un mito, ya que es bien sabido que es el gobernador en turno quien propone y decide a los que serán magistrados del Poder Judicial y obvio, a quien será magistrado-presidente. El caso más vergonzoso es con el Poder Legislativo, que son una verdadera comparsa del ejecutivo y solo sirven en tapete para convalidar acciones y decisiones de quien es el jefe de facto de los diputados, es decir, el gobernador. Lo mismo sucede con el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, que sirve para colocar incondicionales del PAN o compromisos de campaña, sin importar si tienen o no conocimientos en la materia.
Ya manejan programas oficiales con fines electorales y el caso más reciente lo tenemos con IMPULSO SOCIAL, que no es otra cosa que una multimillonaria plataforma con la que Miguel Márquez Márquez pretende impulsar e imponer como su sucesor a Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. Ya no hay diferencia con las prácticas del PRI, pues es con regalos como compran votos ambos partidos.
También en este tiempo se “enseñaron” a controlar los medios de comunicación impresa y electrónica, condicionando publicidad oficial a cambio de “buenos tratos” hacia el gobierno. Aprendieron a “clasificar” por años información incómoda o que pueda resultarles en un escándalo.
Sin pudor alguno hacen uso de la nómina oficial y han convertido al gobierno como una verdadera agencia de colocaciones, donde la trayectoria, conocimientos o experiencia no son tomados en cuenta para asignar cargos, sino la lealtad al grupo dominante dentro de Acción Nacional. Quien entra al PAN ya lo hace por buscar un puesto, y los valores de la solidaridad, subsidiaridad, bien común y respeto a la dignidad de la persona solo existen en el papel.
Pero si algo han aprendido bien los panistas en estos 25 años, es hacer negocios a la sombra del poder y los dos últimos sexenios han sido salpicados por una corrupción alarmante, como la compra de terrenos para la fallida refinería o para el imaginario tren interurbano, a lo que debemos de sumar hoy la compra de terrenos para la Toyota, la compra de medicinas siempre a los mismo proveedores, que introdujeron medicamento chino para pacientes con diabetes en los hospitales de gobierno, o el Programa Escudo que costó $2,700 millones de pesos solo para arrendar equipo de vigilancia y que no ha incidido en nada para disminuir los índices delictivos históricos que se viven en Guanajuato. Miles de millones de pesos en irregularidades, pero los “inmaculados” panistas se espantan y se rasgan las vestiduras por casos como el de Javier Duarte ¿Cuál es la diferencia?
Y dentro del PAN las cosas han cambiado, al grado que la militancia ya es marginada y la democracia interna que tanto presumían se acabó, quedando el gobernador en turno como el gran elector, quien designa de manera directa un “candidato de unidad”, y las asambleas y convenciones solo sirven para validar decisiones ya tomadas por un pequeño grupo que desde hace dos décadas tienen la “franquicia” del partido. Los militantes son simples espectadores y los idealistas o han sido expulsados o los mantienen aislados.
Esta es la radiografía del PAN-Gobierno de Guanajuato, que después de 25 años en el poder se corrompió y que ha acogido como propias las malas mañas de su otrora oponente y hoy socio en la alternancia del poder en el país.
Lamentablemente la militancia panista ya se acostumbró a defender lo indefendible y solo llaman ladrones a los políticos de otros partidos, pero a los de casa los protegen, encubren, solapan y hasta los vitorean. Quien roba o comete irregularidades estando en la función pública es un ladrón y los panistas deben aprender que no por ser de su partido deben solaparlo.
Y en ésta podredumbre en la que está sumergido el PAN, quien sale derrotado es Guanajuato, pues la oposición no existe, está “maiciada” y aprendió a vivir con las migajas que el PAN-Gobierno les da. El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente y eso es lo que estamos viviendo en el estado.
El agua estancada se pudre, debemos dejarla correr. Así le pasa al PAN-Gobierno de Guanajuato, se estancó. Llegó el momento de una alternancia pues los vicios y las costumbres hacen que no haya diferencia de gobernar entre el PRI y el PAN. Por la salud del estado de Guanajuato es hora de cambiar de aires.
Categorias
EDITORIALES
Sin comentarios